Cómo cuidar un Sean en 3 simples pasos

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Jackson le dio una mirada confusa después de leer el papel que acababa entregarle, ¿para qué necesitaba él una guía de cómo cuidar a su mejor amigo? No tenía sentido. Volvió la vista al morocho y nuevamente al papel.

—Emma, eres consciente de que Sean esta grandecito, ¿verdad? —le preguntó el pelirrojo con una ceja alzada.

—No, claro que no. Cuando lo conocí parecía un pequeño cachorro desamparado. —ante la ridícula comparación, Jan y Jackson no pudieron más que mirarse, ¿qué carajo le pasaba? Esa, definitivamente, no era la adecuada descripción de Sean. Sí la parte de cachorro, porque era hiperactivo, pequeño y saltarín; pero desamparado, jamás. Ruby se alzó de hombros y susurró: "a estas alturas no me sorprenden, chicos". — ¡Bien! Sólo tienen que seguir los pasos y les garantizo que todo va a estar perfecto. —Y levantó sus valijas del suelo.

— ¿¡Qué!? Espera, espera. No puedes venir, dejarnos una estúpida lista y después irte cómo si nada hubiera pasado...

Emma les regaló una mirada molesta, una que decía claramente, "muéranse". Y después, sin agregar nada más, paró un taxi y se fue. Un silencio extraño cayó entre ellos, cada uno tenía la vista clavada en la copia de la lista que el argentino les había entregado.

—Okay, eso fue raro. —Comentó Jan rascándose la nuca, todos asintieron.

—Lo suficientemente extraño como para hacer como si nunca hubiese ocurrido. —Susurró el pelirrojo, hizo una bola con el papel y lo arrojó a la basura.

Una semana después se arrepintió enormemente de haber hecho eso. Sean se veía, en una forma suave de decirlo, desastroso. No parecía motivado para nada que no fuera pasear perros y ver comedias románticas, o historias de amor que nunca tenían finales felices. Un día lo llamó a las nueve de la mañana para decirle, entre lágrimas, que acababa de leer Orgullo y prejuicio. Otro día se había aparecido con una bufanda violeta deshilachada al grito de: "¡Jackson, Jackson! ¡Tienes que ayudarme! ¡Una de mis bufandas favoritas está muriendo!". Eso acabó por convencerlo: debía leer esa maldita lista. Llamó a Ruby, pero como no lo atendió, entre suspiros y maldiciones, tecleó el número de Jan.

— ¿Si?

Jackson paseó la vista por sus poster de Toy Story, escuchar la voz de Jan siempre lo ponía de malhumor.

— ¿Todavía tienes la lista? —Preguntó molesto.

Hubo un silencio del otro lado de la línea, fue un silencio tan largo que el pelirrojo tuvo que comprobar si Jan le había cortado.

—Curiosamente, y por razones que desconozco, sí.

—Necesito esa lista, creo que Sean está roto.

—Yo diría que está deprimido porque su novio se fue a su país natal...

Jackson soltó un resoplido.

—Dios quiera que esté roto y no deprimido por el estúpido de Emma. —Dijo. Escuchó cómo Jan revolvía cosas del otro lado de la línea.

—Podría mandarte la lista por mail, pero mi escáner me odia...te espero.

Y colgó.

Genial, ahora tenía que ir hasta el edificio más alto en busca de una lista de mierda, para que su amigo de porquería fuera "normal" de nuevo; ¿era él o su vida parecía escrita por un par de enfermas que no tenían nada mejor que hacer?

-..-.-.-

Jackson soltó un bufido en cuanto Jan cruzó la cocina, llevaba el cabello sujeto en un moño alto y venía leyendo la lista con una expresión divertida. No notó que él estaba ahí, cuando alzó la vista dio un pequeño salto en su lugar y su mueca cambió a una más seria.

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⏰ Última actualización: Mar 12, 2016 ⏰

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