Fue solo un instante y sentí que duro toda una eternidad, entre mis brazos se cubría del frió y reposaba su cabeza en mi hombro. Solos ella y yo, hundidos en una hermosa melodía que yo tarareaba, en un instante sentí como el tiempo se detuvo y la melodía desapareció, nos miramos fijamente y unimos nuestros labios en un beso primer beso, ese beso en el que sientes que nadie más existe, que no hay nadie que pueda destruir ese hermoso momento.
Así fue nuestro primer beso, nuestro comienzo, el inicio de nuestra hermosa historia de amor. Ese día me di cuenta que estaba profundamente enamorado, que amaba como jamás lo hice.
Que por primera vez me sentía pleno, estaba enamorado y era correspondido, pero jamás imaginé que las cosas se pondrían difíciles y que nuestro amor era el único que podía salvar nuestra relación.
Los problemas comenzaron a surgir, la gente trataba de opinar acerca de nosotros, intentando separarnos, dos semanas de inmensa tortura me llevaron a hablarle y explicarle el miedo que había dentro de mi, el miedo de separarnos y que lo nuestro se convirtiera en algo pasajero.
Pensé mucho antes de hablarle, lloré una y mil veces, todos intentaban hacerme creer que fue un error besarla, que fue un error amarla, que fue un error que mi corazón se enamorara.
Mis amigos me abandonaron y a ella lo sentía muy distante, mi corazón se estaba partiendo en mil pedazos y decidí ponerle fin a todo ese dolor.
Con mi corazón roto volví a casa, intenté seguir como si nunca nada hubiese pasado, pero ¿cómo le explicas a un corazón enamorado y herido que sin el puede seguir? Me alejé de todo, y así estuve un mes hundido en depresión y alejado de todo.