t r e s

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«Pseudo Normalidad»

Dos semanas después del hecho se podía decir que la vida de Sehun y Luhan estaba marchando normal, dentro de lo que la situación les permitía. Ambos asistían a la facultad y tenían salidas con Tao y Yifan, a veces con Baekhyun quien se unía al grupo. Sehun había insistido en que podían hacerlo pese a todo lo que les había dicho Kyungsoo; podían vivir sin pensar en el daño, sólo concentrándose en lo que era importante para ellos, estar juntos. Sehun ayudó a Luhan a vencer la ansiedad de estar rodeado de tantas personas y le aseguró que iba a cuidarlo en todo momento, que siempre que tuviese hambre podía buscarle y juntos transitarían el camino.

Era una locura, su relación avanzó de la forma más extraña posible porque las películas en las noches fueron sustituidas por el placer de Sehun y el de Luhan mismo. A veces Sehun en las madrugadas cerraba los ojos con temor, creyendo que lo hacía para siempre pero al amanecer se miraba al lado del cuerpo desnudo de Luhan bañados en sangre seca y suspiraba no sabiendo cómo sentirse. Había una gramo de contrariedad liderando su corazón, por un lado estaba la ansiedad de amar a Luhan con su cuerpo, de demostrarle que en su vida no había nada más importante, pero por otro estaba el dolor que se esmeraba en apaciguar porque odiaba la expresión deprimida de su chico mientras mordía su carne y sus huesos crujían entre sus dientes. El dolor lacerante nunca se fue y a veces el proceso se hacía lento porque mientras Luhan mordía por un lado, su piel se regeneraba por otro.

Era contradictorio sufrir y disfrutar al mismo tiempo, era contradictorio mirar lágrimas en los ojos de Luhan y a su vez sonrisas ladinas por el sabor de su piel y el placer que le estaba proporcionando con el movimiento de sus caderas.

Dos semanas transcurrieron y su vida podía considerarse normal. Tan normal como para esconderse detrás de los colchones del gimnasio mientras Luhan besaba con parsimonia la piel del cuello de Sehun, preparándose para morder más profundo.

Esa vez Luhan tenía la camisa abierta y el torso descubierto, la piel blanca se dejaba ver con un júbilo que Sehun jamás había conocido, sus ojos estaban cerrados pero era esa la imagen erótica que le obsequiaba y que lo hacía delirar. Sentado sobre su pelvis, Luhan llevó un vaivén exquisito. Gimió fuerte y de vez en cuando liberaba sonidos más guturales, más erráticos, más sonoros. La estancia se llenaba de «Sehun-ah, tu olor es delicioso» «Sehun... Más rápido» nunca imaginó que Luhan fuese tan vocal, tan sensual, y tan único, pero no estaba quejándose en lo absoluto, Luhan le daba un placer inmesurado que quizá dolía un poco pero que valía la pena.

Cuando Luhan llegó al orgasmo Sehun hizo lo mismo pero segundos después su cuerpo dejó de emitir movimientos y su corazón de latir. Nunca supo exactamente lo que pasaba cuando él dejaba de respirar, lo único que sabía era que al abrir sus ojos, tenía la ropa limpia y Luhan lo miraba con los ojos hinchados y las mejillas mojadas pidiéndole con la mirada perdón.

—Sólo quiero que estés bien.

Era lo único que Sehun respondía levantándose del piso para ir a clases como si nada hubiese pasado. Ambos se encargaban de limpiar el desastre de fluidos y sangre y con sonrisas tímidas se tomaban de la mano dejando atrás un escenario más de sus vivencias.

Luego de comer mientras hacían el amor, Luhan se sentía completamente satisfecho y su mirada lo revelaba, antes sólo se mostraba ansioso y sudoroso, incluso una vez asustó a Tao cuando este les mostró a todos su nuevo perfume con olor a coco. A Luhan le fascinaba el coco, y eso más la carne de Tao estaba haciendo estrago dentro de él. La crisálida insistía en comer y entre chistes y comentarios Sehun sacó a Luhan de la cafetería para encerrarse en el baño menos inutilizado de la facultad y servirse como platillo delante de él.

Eat Me, Drink Me → HunHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora