Puedes besar a la novia (2)

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Advertencia: El capítulo contiene lemon. MUCHO lemon.

[Narra Robin]

La disposición de las mesas había sido de lo más complicado, pero al final habíamos conseguido que todos los grupos fuesen más o menos homogéneos. Nos habíamos centrado en no sentar a civiles con piratas y la verdad es que el resultado fue satisfactorio. De hecho creo que la mesa más extraña acabó siendo la nuestra.

La mesa presidencial suelen formarla los novios, el padrino y la madrina y sus parejas, pero el problema era que nuestro padrino no tenía pareja. Zoro pensaba que no era necesario buscar una acompañante a Luffy, pero lo consulté con Nami y al final obtuvimos una candidata. Ahí es donde entraba en acción Boa Hancock, dado que era la única mujer que se nos ocurría que quisiese ser pareja de Luffy en un ámbito más allá de la amistad (cosa que nuestro capitán no entendió).

Total, que allí estábamos, Sanji, Nami, Zoro, yo misma, Luffy y Hancock, sentados en ese orden. La situación era extraña, pero no incómoda. De hecho a mí me parecía bastante divertida.

Mi capitán estaba decidido a terminar con las existencias de comida, pero no era nada fuera de lo común. Por su parte, Hancock trataba de llamar su atención y le ofrecía comida de su propio plato. Creo que lo mejor llegó cuando ella empezó a darle de comer con su propio cubierto, cosa que tal vez habría resultado tierna de no ser porque el del sombrero de paja comía como un animal.

-¡Pero será desgraciado!- Maldijo Sanji desde el otro lado de la mesa.- Tiene a la emperatriz pirata dándole de comer y no le está haciendo ni caso, es una vergüenza para todos los hombres del mundo.

-¿Ah, sí?- Intervino Nami con aspereza.- ¿Qué pasa, te gustaría que Hancock te diese de comer a ti también?

-No es eso, Nami-chwan, tú sabes que yo solo tengo ojos para ti.- Se apresuró a desmentir el cocinero.

-Demasiado tarde, eso te pasa por pervertido.- Metió baza mi marido.

-¡Cállate Marimo, no estaba hablando contigo!- Se defendió el rubio- ¡No me obligues a hacer viuda a Robin-chwan el mismo día de su boda!

A mí todo me hacía demasiada gracia, me hacía muy feliz que todos nuestros amigos hubiesen podido estar presentes el día de nuestra boda. Entre conversaciones, comida y bebida, acabé por llenarme y me pareció que era el momento apropiado para levantarnos a hablar con los invitados.

-Zoro.- Llamé a mi marido, que estaba ocupado peleando con un bogavante que se le resistía.

-¿Hm?- Dijo él apartando la vista de su plato para mirarme a mí, con la boca llena de comida.

-¿Te parece que vayamos ahora a hablar con los invitados?- Le pregunté.

-¡¿Ahora?! Pero si ya les saludamos antes en la iglesia.- Me replicó. Nunca ha sido muy dado a las conversaciones, pero es lo que tocaba.

-Ve.- Intervino Nami con una sonrisa pero con los ojos de un asesino. Se estaba tomando muy en serio que la boda saliese como en un cuento.

-Está bien.- Soltó Zoro con un gruñido. Vi que iba a limpiarse las manos y le detuve.

-Puedes acabar de comer antes.- Le dije sin meter prisa.

-Nah, yo sí tengo fondo, no como Luffy.- Pero de todas formas apuró su copa de vino, prácticamente llena antes de levantarse.

La primera mesa a la que acudimos fue obviamente a la del resto de los Mugiwara, que estallaron en vítores cuando nos acercamos. Después hicimos el recorrido según lo próximas que se encontraban unas a otras, con quejas de Zoro del tipo "¿Por qué hemos tenido que invitar a tanta gente?", pero en el fondo creo que se quejaba por costumbre, ya que se mostraba amigable con todo el mundo.

Descubierto [Zorobin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora