Bueno esta es la tercera novela que fue dejada de escribir, a lado de una amiga que es escritora. Así que yo seguiré escribiendo, tampoco no se pide sin permiso esta prohibida ser plagiada.
Espero que igual sea de su agrado /^-^\
No olviden...
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Al término de la cena todos se dirigieron hacia la sala donde serví el postre. Todo volvió a la normalidad, papá seguía leyendo su libro sentando en el sofá. Julián pasaba unos apuntes de su tarea a su cuaderno, mientras que nuestro medio hermano jugaba en el piso con sus juguetes.
Yo termine de limpiar la mesa del comedor y también de lavar los platos junto con los cubiertos. Ya que todo estaba listo, hice algo de café, después lleve la bandeja con las tazas servidas.
Camine donde estaba el Maestro y puse la taza en la mesa a lado del sillón, después yo le deje su tasa Charlie en la otra mesa que se encontraba a su lado.
Entonces deje mi café en la mesa que se encontraba a lado derecho de mi y me fui a mi alcoba por mi reproductor Walkman que en un cumpleaños mi padre me lo había regalado. Teniendo en mis manos mis cuadernos y libros para terminar lo poco de tarea que tenia. Baje los escalones lo mas rápido, volviendo a la sala.
Tome asiento donde estaba mi hermano.
Empecé otra vez a escuchar el cassette de Off the Wall, ya que solo se presentaba la sala en silencio; y lo vuelvo a decir eso me incomodaba mucho, ya que nadie tenía la valentía de hablar de algo. Así que cada quien por su lado.
Estaba tan concentrada con los problemas de balances de química que no pasaron como unos segundos, y pude sentir que alguien que me observaba con atención. Fue allí cuando note a papá verme alzando las cejas, como también con la ayuda de mi hermano el castaño.
Yo como si nada seguí en mi posición, y empecé a tomar mi taza de café con tranquilidad. Hasta que me desespere por sus miradas.
-¿Por qué esa mirada? ¿¡Acaso tengo monos en la cara!?- hable un poco alterada quitándome los audífonos.
-¡Seguro se dieron cuenta que eres una maldita infeliz muy fea!- resalto Sean riendo con locura sacando la lengua.
Abrí los ojos como platos, haciendo mis manos en puños con la gran rabia que me producía por a dentro pero tuve que contener el enojo ya que si digo una palabra hiriente al cretino ese, podría meterme en serios problemas de lo que ya estoy, a lo que pensé decirle algo que sea más a vergonzoso:
-¡Así pues tú eres un malvado duende que todavía se hace del baño en la cama!- conteste sacando la lengua riendo un poco.
-¡ESO ES MENTIRA! ¡¡YO YA NO ME HAGO DEL BAÑO!!– grito enojado aquel pequeño.
-¡SI TE HACES!-resople- ¡Están de testigos que yo solo me defendí de este chiquillo!- aclare cerrando los ojos aun con los brazos cruzados.
