Ahora..

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Me habían bañando con una sustancia verde y gelatinosa...

Definitivamente hoy no es mi día (ayer tampoco lo fue) pero en fin, no puedo quejarme (si puedo) por que podría ser peor.

-¡Quedamos que a ella no! - le dijo uno de los demás chicos, casualmente uno de los de ayer, cuando me acosaban. - ¿Que te pasa? Rayan - Alex le dió un zape muy fuerte en la cabeza.

- ¡Perdón!- halzó las manos en forma de paz - Sabes que no tengo lo que digamos "Buena memoria" Alex

- No, se nota - ahora hablé yo. Furiosa por como me habían dejado salí de alli, no sin antes tomar mi mochila y me encamine al baño chicas.

Estaba tan pero tan furiosa que cerré la puerta de un portazo, haciendo que a esta, se le quebrará el vidrio, mas no me importo, y segui con mi camino.

Escuche pasos tras de mi, no gire a ver quien venia tras mía por la furia que tenia...

Por suerte para mi este instituto tiene regaderas y no de las comunales, sino que privadas.

Siempre me gusto llevar ropa extra en mi mochila, no se, supongo que era por los días de deportes que eran casi que todos los días y cuando no, la llevaba por si acasó.

Estaba tranquilamente tomando la ducha para quitar esa cosa gelatinosa verde de mi. Cuando escuche pasos, supongo que una chica entró al baño. No le puse mucha importacia, por que es una chica, no un chico.

- ¡Riley! ¿Estas aquí?- rodeé los ojos al escuchar que era la voz de Alex, por cierto una voz muy sexy.

- Sal de aquí ahora mismo Alexander, o gritaré hasta que alguien venga. - le advertí.

- No tranquila tanquila, solo vine a disculparme es que...

- Es que nada Alex, sal de aqui o...- lo interrumpí y a la vez me quede sin palabras ya no sabía que mas decirle.

- Oh ¿Qué? - dijo bromeando - No, mira es que esto lo hacemos cada año, y a cada nuevo o nueva en tu caso... - Apagué la regadera y colo que una tualla al rededor mía. Abrí la puerta y lo vi paralizado...

- ¡O saldré asi! ¿Qué te pasa? Nunca habías visto a una chica así...

- No no me mal interpretes- hazlo las manos en forma de paz . Vi como sus mejillas fueron tornandose rosadas poco a poco.

- ¡Que lindo! ¡Estas rosado! - chillé al verlo así, de esa forma se ve tan tierno.

Lo dejé parado alli y camine hacía los vestidores...

ChristopherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora