Era invierno y por primera vez en 3 años veía de nuevo la nieve. Sentí que habían pasado siglos desde que no había visto nevar. Sonreí al ver como pequeñas partículas de hielo se acumulaban en la acera de las calles y techos de casas, así como también cobijaban a los arboles con una delgada manta blanca.
Camine a paso lento guiándome por la dirección que me dio Dino, según el MingHao estaba trabajando como mesero en una cafetería algo apartada del centro de la ciudad. Me alegre mucho al saber que había podido continuar su vida, después de todo esa fue mi meta desde el principio.
Me arregle un poco el abrigo ya que me estaba empezando hacer frio y no quería enfermarme de nuevo. Alcé mi vista y encontré un enorme letrero que decía "Aroma of coffee". Sonreí al leer aquellas palabras en negro y dorado perfecta combinación para la cafetería de imagen contemporánea.
Estaba cada vez más cerca de volverlo a ver.
Entre a la cafetería y sonó la alarma que indicaba que un cliente había llegado. Di una pequeña reverencia a la chica que estaba frente a mí vestida de blanco y negro. Me indico una mesa vacía donde podía sentarme por lo que la seguí. Me senté para poder sacar de mi bolso un cuadernillo de dibujo que llevaba a todas partes. Regresé a ver a todos lados esperando encontrarlo, pero al no verlo sentí una gran decepción.
Tal vez hoy era su día de descanso.
Empecé a realizar pequeños trazos sobre el papel blanco. Un hermoso árbol había llamado mi atención así que empecé a dibujarlo. Primero un boceto simple para luego empezar hacer los detalles del frondoso árbol. Mis dedos se movían solos sobre la hoja de papel dando rasgos por ahí y por allá. Tenía casi realizado el árbol cuando el sonido de que alguien entro me llamo la atención.
Gire mi rostro para ver quién era y al hacerlo mis ojos no podían creer lo que estaban viendo. Por esa puerta de cristal estaba ingresando "mi pequeño". Sonreí al verlo, se veía bien. Estaba con unos vaqueros de color gris y un buzo a rayas en tonalidades azules, blancas y grises. Llevaba una bufanda de color negro y un gorro del mismo color. Sonreía y eso fue lo que más me alegro; ver de nuevo aquella sonrisa que en cierto momento pensé que nunca más volvería a perlar su rostro.
Caminó con rumbo a la barra y en el transcurso reía fuertemente con la chica que me había atendido antes. Los dos parecían llevarse muy bien y eso en cierto grado me lastimo, pero no podía hacer nada ya que esa fue mi decisión. La cual volvería a tomar un millón de veces si tan solo al hacerlo puediera ver de nuevo esa sonrisa que me enamoro.
Regrese mi vista al dibujo y reanude mi trabajo. Seguí dándole los últimos toques a la imagen de ese árbol.
Todos alguna vez nos hemos preguntado de lo que seriamos capaces de hacer por las personas que amamos. Por ellos, seriamos capaces de hacer que las cosas imposibles se vuelvan posibles. Sacrificaríamos hasta nuestras vidas por ver felices a alguien que amamos. Puede ser nuestros padres, nuestros hermanos, nuestros hijos o hasta nuestras parejas. Por ellas hacemos sacrificios impensables, y yo por él, sacrifique nuestro amor.
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Tendría 13 años cuando fui arrebatado violentamente de mi familia.
Recuerdo muy bien la última noche que vi a mi madre, que hable con mi padre y que pelee con mis hermanas. Mi madre me abrigo con las cobijas y me deseo una buena noche sin imaginarse que esa sería la última noche juntos. Después de eso solo recuerdo que llegué a un enorme edificio, parecía más un granero que un laboratorio y cuando entré a las instalaciones sentí como los vellos de mi brazo se erizaban. Era un lugar horrible, por los pasillos había rastros de sangre, unas cosas pegajosas y blancas, algo que parecía brazos humanos y otras cosas que no quiero recordar.
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Febrero [SEVENTEEN]
Short StoryFebrero un mes de un dulce diferente. Febrero un mes de amores distintos. Febrero un mes de amores únicos.