La chica castor

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Se entretiene dibujando emoticones inventados por ella en la última página del cuaderno mientras el profesor se empeña en que el alfabeto griego entre en su mente, sin saber, que su esfuerzo es en vano.

Última mesa al lado de la calefacción. El desayuno calentándose encima de esta para, al menos, calentarle el estómago ya que el aire del exterior le enfriará las mejillas minutos después.

Observa, procesa y almacena, mientras se imagina ese pintalabios de Chanel sobre su boca, los libros de la universidad que tanto desea y a su Evan de pelo rizado acostado a su lado.

No se deja engañar por las palabras de los demás. Todos dirán que es influenciable, manipulable. Nadie intenta ahondar en ella, nadie se da cuenta de lo que esconde. Ni ella lo sabe, ni lo espera, ni siquiera necesita que su verdadero ser salga. Pero lo hará. Saldrá. Arrancará suelos y removerá cielos, porque el mundo no lo gobierna el dinero, ni las armas ni la publicidad. Son las mentes. Hay que follarse a las mentes. Y no sé si lo sabe, pero su mente es la que otros muchos desean... Pero a la que otros muchos temen...

Inspiraciones SombríasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora