Ojos mieles e indicaciones fallidas

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Kaya caminaba por los pasillos observando el color acre en las paredes y mármol negro en suelo, el pasillo por el que estaba debía medir como mínimo diez metros de ancho. Al doblar la esquina observó diversos cuadros; en su mayoría de los libros de James Dashner o Stephen King el escritor preferido de James...Bueno, ya entenderán que clase de cuadros. Camino durante unos minutos hasta llegar a una puerta blanca con un cartel en en letras cursivas:
Wes Ball
Si, definitivamente ese era el que estaba buscando. Toco unas cuantas veces la puerta acomodando su chaqueta de cuero.
-Pase
Abrió la puerta y se acercó hasta la pequeña sala.
-Kaya- si, se conocieron en las audiciones y congeniaron muy bien- justo iba a llamarte para saber si ya habías llegado desde Londres
-Bueno, Wes estoy aquí vivita y coleando- sonrío altivamente antes de terminar su oración- más hermosa de lo acostumbrado, y eso que ya es mucho decir
Vale... Podía tener algunos problemas con el ego.
-De igual forma-se dirigió a Wes- Podrías darme las indicaciones para mi habitación
Wes sacó de un portafolio lleno de hojas un croquis tamaño medio y, déjenla agregar, que parecía pintado por un niño de cinco
-Gracias
Salió y observo el pequeño mapa según eso, su habitación estaba en la tercera planta número 348. Camino recto hasta llegar al ascensor y apretar varias veces el botón. El ascensor anunció su llegada con un sonoro <CLIN>, atravesó y la puerta y apretó el tres. Cuando el ascensor empezó a ascender la estancia se lleno de música tropical de piñas ¡Una excelente música si estás sordo, mudo y necesitas ir a revisarte con el psiquiatra! Salió como alma que lleva al demonio cuando el elevador llego y abrió la primera puerta que vio. No exactamente la primera, de hecho vio los primeros números 347, esa era su habitación. Entro y se sorprendió al no ver sus maletas, de seguro todavía no las subían, camino hasta la cama matrimonial y se sentó observando la habitación, sus ojos chocaron contra algo fuera de lugar. Dylan estaba parado a solo unos metros de distancia con unos pantalones de chandal para dormir y el torso descubierto, y hay que admitirlo, no era una mala vista. Instantáneamente Dylan se volteó y la miró confundido, y sin mediar sus actos lo primero que se le escapó a Kaya fue la estupidez más grande del mundo.
-No te ves mal
Inmediatamente quiso taparse la boca y salir corriendo ¡tenía que abrir su bocota !
Él morocho se dio una mirada rápida y luego sonrió con arrogancia.
-Lo sé-le guiño un ojo- nadie puede resistirse a mis encantos
La miró, como tratando de retarla. Sin embargo, esta vez no abrió su boca. Había hecho demasiado.
-Si, aja, creo que mejor me voy me confundí de cuarto
Salió de la habitación sin darle la oportunidad de responder y se internó en su, esta vez acertada, habitación. Mascullando acerca de lo pésimos mapas que habían.

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