baseball

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Que a nadie se le ocurriera nunca decir que Lucas Friar no aprovechó bien su primer año en el instituto, con sus flamantes 17 años.

Septiembre

"Pruebas para el equipo de baseball. Sábado 14 de septiembre a las 09:30 am en el campo de baseball del instituto".

No perdió ni un solo segundo en ir a decírselo a sus amigos. Ellos, como es natural, se alegraron muchísimo por el hecho de que él quisiera probar suerte ya que era un entusiasta del deporte: le animaron aún más a que se presentara a las pruebas, y la confianza en sí mismo de Lucas aumentó más y más.

Aunque, cuando les preguntó si alguno le acompañaba, no tuvo tanto éxito como esperaba.

Riley tenía que cuidar de Auggie porque sus padres iban a estar fuera en el fin de semana.

Zay iba a Texas a visitar a su familia de allí como solía hacer los fines de semana.

Farkle tenía que prepararse para las clases de ciencias ya que decía que "no iba a dejar que nadie en el instituto le quitara el puesto del mejor ya que eso reducía sus oportunidades de monopolizar el instituto".

A Billy ni siquiera le preguntó.

Missy quedaba descartada, no quería grititos de obsesionada a cada respiración que tomara.

Maya aceptó. A regañadientes, pero aceptó.

Lucas sabía que Maya iba a decir que si, pero la dejó para la última porque sabía que el hecho de que pensara que la tomaba como último recurso la molestaba, pero de broma. Se hacía la resentida para que Lucas le rogara pero acababa accediendo. Era la pequeña rutina de juegos entre ellos.

Incluso Lucas había estado rezando para que ninguno de sus otros amigos le dijera que sí podía ir con el

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Lucas salió de casa con una amplia sonrisa en la boca, la cual se ensanchó aún más cuando se encontró a Maya en la parada de autobús que siempre cogían para ir al instituto.

La chica llevaba puesta una chaqueta vaquera al menos tres tallas más grande que la hacía ver incluso más pequeña de lo que ya era, y el gorro de lana en su cabeza le daba un toque más adorable incluso. Lucas la saludó cuando ella estaba en mitad de un bostezo.

La falta de sueño la hacía ver adorable.

¿Había algo que no la hiciera ver adorable? Lucas diría que no.

Ambos subieron al autobús a las 9:05. El autobús solo tardaba 10 minutos con lo que estarían allí con quince minutos de adelanto. Todo en la mente de Lucas estaba perfectamente planificado.

Incluso le parecía gracioso que a la gente que había a esas horas de un sábado en el bus (en su mayoría ancianos) se le quedaran mirando por llevar su uniforme de baseball puesto.

Durante todo el trayecto pudo sentir la cabeza de Maya caer sobre su hombro. La pobre tenía un sueño descomunal y Lucas pensó que si iba a pasarse dormida la mayor parte del tiempo de la práctica entonces su propósito no iba a llegar a cumplirse.

Si iba a dar lo mejor de él, era para que Maya le viera. No tenía demasiado interés en entrar al equipo, pero si podía impresionar así a Maya, daría lo mejor de sí.

One Shots - LucayaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora