Maya se despertó.
Los rayos de sol le molestaban en la cara, y cuando hizo el intento de incorporarse la cabeza le dio mil vueltas.
No recordaba haber sentido semejante dolor de cabeza desde hacía bastante tiempo.
Volvió a tumbarse y suspiró.
Anoche había salido de fiesta al karaoke con Smackle y Riley y las cosas se pusieron un poco turbias.
Recordaba haber cantado hasta la saciedad, pero no recordaba haber llegado a casa.
Tras un buen tiempo más en la comodidad que las sabanas le ofrecían, Maya decidió levantarse por fin.
Tenía intención de hacerse el desayuno cuando le dio por mirar la hora en el móvil.
Eran las cuatro de la tarde.
Optó por un vaso de agua y una pastilla de ibuprofeno.
Pasó la hora que siguió tumbada en el sofá viendo la televisión y quejándose del dolor de cabeza mientras hablaba con sus amigas por mensaje.
Después, le dieron antojos de té.
Fue al armario de la cocina para sacar una bolsita de té y no había ni una.
Se quitó el pijama y lo sustituyó por unos vaqueros y una camiseta grande.
Era pleno invierno y hacía bastante frío. ¿En que momento se le ocurrió que sería buena idea salir de fiesta en un vestido corto?
"Ponte preciosa.", le había dicho Riley.
"Ella ya lo es". Dijo Smackle.
"Ya sabes a qué me refiero"
No sabía cómo no se había resfriado.
Se dirigió al perchero de al lado de la puerta para coger su chaqueta y se fijó en que allí había una chaqueta que juraría que no era suya.
Era demasiado grande. Y ni siquiera parecía de mujer.
Se encogió de hombros y sin darle más importancia se puso la chaqueta, se metió dinero en el bolsillo y cogió las llaves.
Metió la llave en la cerradura y esta se abrió, pero cuando empujo para abrir la puerta, la tarea fue un poco más complicada.
Había algo al otro lado que no dejaba que pudiera abrir su puerta del todo.
Dio leves empujones a la puerta, uno tras otro, hasta que decidió que uno más fuerte tendría más eficacia.
-¡Ouch!
En el momento en el que dio el empujón, alguien se quejó al otro lado.
Maya, extrañada, notó como el peso que había sobre su puerta ya no estaba y pudo abrir totalmente la puerta.
Al otro lado, se encontró con un chico que se estaba sobando la cabeza, seguramente donde había recibido el golpe.
Maya se dispuso a cerrar la puerta e irse a por su té tras haberle dirigido una leve mirada de disculpa.
-¡Hey! ¿No me diriges ni una palabra? -le sonrió.
Maya se quedó perpleja.
Debería de haber tenido una expresión bastante confundida, porque el chico pareció entender que no sabía nada de él.
-¿No recuerdas nada de anoche?
-Eeeeh, anoche salí de fiesta al karaoke con unas amigas. No sé de que me hablas. ¿Acaso tú también estuviste allí?
El muchacho sonrió.
-Sip. Y bueno, no sólo estuve allí. También vine aquí contigo.
Las mejillas de Maya se tornaron de un leve rojo.
¿Acaso ella...?
Al ver la expresión de la chica, el muchacho sonrió.
-Soy el chico que te trajo a casa cuando estabas demasiado borracha y no querías parar de cantar en el karaoke. No me dijiste cómo te llamabas así que decidí que iba a quedarme en la puerta de tu piso esperando a que salieras porque por alguna extraña razón no podía arriesgarme a no volver a verte de nuevo.
Maya se quedó a cuadros al escuchar eso.
Ahora que lo decía, sí que era verdad que recordaba haber hablado con ese chico. Incluso recordaba haber cantado con él alguna que otra canción. Y seguro que la chaqueta que había en su percha era suya también.
-Soy Maya. -le tendió la mano, la cual él estrechó con una sonrisa.
-Lucas.
El silencio se instaló y Maya se dio cuenta de que el chico había pasado toda la noche en su puerta. Se ruborizó de vergüenza.
-¿Quieres pasar? Me refiero a que has estado aquí en mi puerta todo este tiempo y... ¿Quieres tomar algo? Oh seguro que si, eh... -comenzó a balbucear mientras volvía a colocar las llaves en la cerradura para abrir. Una vez abierta, se hizo a un lado para dejarle pasar- Adelante.
Lucas la miró interrogante y Maya le sonrió, como para darle permiso para pasar.
El muchacho entró al piso y Maya después de él, cerrando la puerta detrás de ella.
-¿No ibas a salir para algo?
-Oh, sí, iba a ir a comprar unas bolsitas de té pero pueden esperar, no pasa nada.
Claro que podían esperar.
Ese chico había despertado en Maya interés. ¿A quien conoces que, sin saber ni quién eres, te acompaña a casa y espera en tu puerta para llegar a conocerte?
Maya, de repente, se sintió muy agradecida.
-Y bueno, -dijo el muchacho después de sentarse en su sofá- ¿sueles ir mucho al karaoke?
Maya sonrió.
Iba a veces, pero ahora podía apostar que iría más a menudo.
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One Shots - Lucaya
RomanceTengo tantas ideas para fics lucaya que, ¿por qué no juntarlas todas en un mismo libro? Universos alternativos, diferentes edades, situaciones, escenarios, historias y enfoques. One shots sin correlación. Disfrutad de la lectura.