Farkle salió de su despacho a observar el panorama de esa mañana de Septiembre en sus oficinas.
Se ajustó la corbata de su traje y sonrío con satisfacción: había conseguido ser el director de una de las mayores cadenas de empresas internacionales con solo veintiséis años. Su sueño desde que era un niño de once años se había cumplido.
No de dominar el mundo, pero sí de ser muy poderoso e influyente.
Echó un vistazo a la oficina: los trabajadores estaban todos centrados en las cifras de sus ordenadores y tomando notas en sus cuadernos.
Todo iba con tranquilidad y normalidad hasta que llegó al sitio de siempre: la mesa de trabajo de la señorita Hart.
El problema no procedía de ella, por supuesto que no.
La contrató hace menos de un año y estaba muy contento con su trabajo: era eficiente, callada, rápida y buena.
Pero habitualmente el trabajo de la señorita Hart se interrumpía gracias a un empleado: Lucas Friar.
Farkle debía de admitir que desde que había contratado a la señorita Hart los componentes masculinos de la oficina se habían revolucionado. Incluso el propio Farkle lo había hecho al principio.
Todos los empleados se fueron calmando con el tiempo, todos excepto el señor Friar.
Día tras día Friar se acercaba al pupitre de Maya Hart, se inclinaba sobre este y le hablaba hasta que la chica se hartaba.
Hart solía pasar de él hasta que el muchacho se pasaba de listo y ahí era cuando ella le respondía con un corte mordaz. Después de eso, él ya no era tan tonto como para seguir ahí: se retiraba a su mesa de oficina de nuevo.
Hoy no era distinto a los demás días.
Friar se había levantado de su mesa hacía unos minutos y tenía su codo apoyado sobre los papeles de Hart.
Farkle se quedó mirándolos, sin intervenir.
No llegó a escuchar lo que Friar le dijo pero lo que sí apreció, al igual que el resto de la sala, fue el grito de Friar al recibir por parte de la chica toda su taza de café sobre su camisa.
Muchos de los allí presentes ahogaron una risa, otros soltaron una carcajada.
Farkle suspiró después de sonreír.
Ni con esas Friar iba a dejar en paz a la chica.
~*~*~*~*~*~*~
Navidad se acercaba y Farkle debía decidir quiénes de todos los que habían solicitado vacaciones en Navidad serían los elegidos.
Crawford. No.
Anderson. Sí.
Hart. Sí.
Había trabajado muchísimo y muy bien, le permitiría pasar las primeras Navidades que pasaba en la empresa estando de vacaciones.
Johnson. No.
Friar.
El lápiz vaciló.
Friar había sido un buen empleado. Pero también le había dado muchos quebraderos de cabeza. O más bien a él no, sino a Hart.
Farkle pensó y pensó.
Friar. Sí.
A ver si lo aprovechaba.
ESTÁS LEYENDO
One Shots - Lucaya
RomanceTengo tantas ideas para fics lucaya que, ¿por qué no juntarlas todas en un mismo libro? Universos alternativos, diferentes edades, situaciones, escenarios, historias y enfoques. One shots sin correlación. Disfrutad de la lectura.