Viernes
Querido diario:
Digo que era un puto viernes porque lo fueron a dejar muy pinche tarde. El reloj marcaba más de medianoche cuando el padre de Diana finalmente se levantó de su puta cómoda silla frente a la tele y subió las escaleras. Cuando bajó de nuevo, vestía de negro. Negro de la cabeza a los pies. Idiota.
-Pareces un asaltante -dijo la mamá de Diana.
-Me gustaría que alguien asaltara a nuestro gato -murmuró él.
Ja' pinche loco. Yo lo ignoré. Pensé que era lo mejor.
Juntos se dirigieron hacia la puerta trasera.
-No prendas la luz de afuera -le advirtió él-. Nunca se sabe quién puede estar observando.
Yo traté de escabullirme al mismo tiempo, pero la madre de Diana me detuvo con el pie.
-Te puedes quedar adentro esta noche -me dijo-. Ya has causado bastantes problemas esta semana.
El puto reclamo era justo. Y de cualquier manera me enteré de todo más tarde por la zorra de Tisha, Mamey y Pussy. Todos esos putos vinieron a contarme. (Son unos pinches buenos compañeros.)
Todos vieron al papá de Diana cruzar sigiloso el jardín con su bolsa de plástico llena de Bolas peludas (envuelto cuidadosamente en una toalla para mantenerlo limpio). Todos lo vieron esforzándose para cruzar a través del puto hoyo bajo la cerca, y arrastrándose sobre su estómago por el jardín del vecino.
-No podía imaginar lo que él estaba haciendo -dijo Pussy después.
-Arruinó el jodido agujero de la cerca -se quejó Tisha-. Ahora está tan grande que un puto elefante podría pasar por ahí.
-Ese pinche papá de Diana debe tener una jodido visión nocturna -completó Mamey -. Se tardó una jodida eternidad en encontrar la jaula en la oscuridad.
-Y abrirla.
-Y meter al pobre viejo Bolas peludas.
-Y ponerlo cuidadosamente en su cama de paja.
-Todo rizadito y sensual.
-Talvez lo violo.
-Así que se veía como si estuviera dormido.
-Era tan putamente realista -dijo Tisha la zorra del barrio-. Me pudo haber engañado el puto. Si alguien hubiera pasado en la oscuridad de mierda, de veras habría pensado que el pobre Bolas peludas murió de una puta vejez mientras dormía, feliz y pacíficamente, después de una larga y jodida buena vida.
Todos comenzaron a aullar de puta risa.
-¡Shhh! -dije-. Bajen la voz, pasivas pendejas. Los van a oír y se supone que no debo estar fuera esta noche. Estoy castigado. Mierda.
Todos se me quedaron mirando.
-Déjate de mierdas, babosa.
-¿Castigado?
-¿Why?
-Asesinato -dije-. Por cunicidio a pura puta sangre fría.
-Vales vagina, compa.
Y nos volvimos a desatar de risa. Aullamos y maullamos como zorras.
Se abría una ventana de las recámaras y el papá de Diana gritaba:
-Caracoles, ¿cómo hiciste para salir, tú, bestia mañosa?
Entonces, ¿qué va a hacer?, phinche viejito ¿Ponerme clavos en el culo y atorar la salida para gatos?
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El diario de un gato con cara de orto.
HumorEste diario es narrado por mi gato Mario Rabito Ernesto de la Real Costilla. Es grosero, muy zorra y amargado. No le gusta la papa y perrea en las noches fuera de su barrio. Este libro no me pertenece, es la adaptación de "El diario de un gato asesi...