2 - Tonny

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Aquel día en que ví a aquella mujer cambió mi vida. Tenía miedo sobre lo que me pasaba, pero lo que mas me asustaba era el hecho de que mi madre no me creyera y pensara que tal vez estaba volviendome loca.

Era agosto 9 de 1998, acababa de cumplir nueve años y creía que con el paso de los años todo iría mejorando, pero mi ingenua mente solo quería algo que no era posible.
Durante el transcurso de los meses las "visiones" que tenía iban volviendose cada vez mas frecuentes, pero no estaba segura de si eran reales o solo las estaba imaginando, todo era confuso cuando se trataba de la mente.

Una tarde, a finales del verano, me encontraba en el jardin de mi casa, tomando el sol de la tarde y contemplando aquel bello arrebol que se dibujaba entre las nubes, cuando ví a un chico parado junto a un árbol, mirandome fijamente. Su expresion era dura e inexpresiva, su mirada era fulminante. Sentí curiosidad al verle así que lo salude y me acerqué caminando directamente hacia él.
Cuando llegué junto a el, pude notar su palidez y aparentaba aproximadamente trece años. Su mirada se suavizó y me hizo sentir cómoda a tal punto que sentí como se me enrojecian las mejillas cuando una sonrisa se dibujo en su rostro.

- Hola Cielo

Me quedé un poco fría cuando escuche que mi nombre salía de sus labios

- ¿Perdona, te conozco? - él sonrio mientras que se recargaba en el árbol.

- Vaya, no te han hablado de mí- su sonrisa se desvaneció y noté un poco de desepción en sus palabras- soy tu hermano... Tonny

¿Mi hermano?, no sabía que tenía un hermano, mis padres nunca me lo habían mencionado. ¿Era real todo esto?

- Tu estas... - no queria terminar la frase pero supe la respuesta antes de que el pudiera responderme- ¿cómo pasó?

- Cielo, yo llegué al mundo tres años antes de tu nacimiento, pero yo no tuve tanta suerte, nuestra madre tuvo un aborto espontáneo unas semanas antes de que yo naciera. 

- ¿Pero como es posible que hayas crecido si estas... muerto?

- La verdad no he podido morir, he muerto solo fisicamente, pero sigo vivo, vivo en el limbo como muchas otras almas, pero Cielo, estoy viviendo un infierno- su mirada se intensificó y dió un paso hacia mi- necesito liberarme, necesito morir para poder descansar, pero necesito tu ayuda hermana.

No quería que me llamara su "hermana", porque aunque lo eramos me era imposible aceptarlo.

- Yo no puedo ayudarte- dí un paso hacía atras, alejandome de él

- Si puedes, eres la única con la que me he podido comunicar, eres la única que puede verme

Estaba muy asustada, sentía que estaba perdiendo la cabeza, todo esto que me estaba pasando hace unos pocos años era algo que me atormentaba, algo inhumano que un niña de tan solo nueve años tenía que aguantar.

- ¿Cómo puedo ayudarte?

- Necesito que le digas a mis padres, perdon a nuestros padres, que los extraño y que necesito que quemen toda la ropa que aún tienen guardada, toda la ropa de cuando era bebe

-¿Para que quieres que haga todo eso? - pregunté algo molesta y confundida

- Ya te lo he dicho, deseo acabar con esta eternidad de sufrimiento, quiero liberarme - sus ojos eran compasivos y un poco maquiavélicos.

- ¿ Qué pasa si no lo hago? Pregunté con voz desafiante

- No querras saber lo que te puedo hacer- sus facciones y su voz se tornaron duras.

-No puedes hacerme nada, estas muerto - su mirada se tornó violenta y vengativa

- No puedo herirte físicamente, pero si no quieres que haga de tu vida un infierno, deberas ayudarme.

Me alejé rapidamente de él, con un insensate dolor en el pecho y mucha angustia. No sabía que debía de hacer.

Esa noche mientras que mi madre y yo cenabamos, empecé a pensar una manera que no fuera tan escalofriante para explicarle sobre el encuentro que había tenido con mi difunto hermano esa tarde.

- ¿Mamá, ademas de mi abuela, quién más ha muerto?

-¿ Por qué la pregunta hija?- preguntó mi madre algo inquieta

-Solo por curiosidad, es que tu y papá casi nunca me han hablado de la familia - su mirada se tornó algo confusa

- Si lo he hecho hija, te he dicho lo que tienes que saber- me enojaba que me mintiera

- Si es así dime, ¿Por qué nunca me has hablado sobre mi hermano muerto Tonny?

Mis palabras rompieron toda la tranquilidad de la mesa y mi madre tiro los cubiertos sobre la mesa provocando un fuerte ruido.

- ¡Cielo Cambrell! ¿cómo te has enterado de eso? - su voz alcanzó un tono de voz muy alto, casi llegando al los gritos. Me quedé anonadada por su comportamiento, en verdad estaba muerta de miedo.

- Mamá el los extraña mucho, a ti y a papá, el está bien y solo quiere que sepan que los ama- mi voz sonaba algo temblorosa.

- ¡Cielo!, quiero la verdad, quiero que me digas como sabes todo esto, tu padre y yo nunca lo hemos mencionado.

- Si te lo dijera no me creerias - chillé

- No me vengas con eso de que lo has visto

- Pero es cierto, el me lo ha dicho, me dijo que es mi hermano, se llama Tonny y actualmente tendría doce años si no hubiera muerto

- Cielo me estas asustando, desde el inconveniente con tu abuela he tenido mis dudas sobre tu salud mental y ahora esto, hija creo que deberiamos ir al psquicologo pediatra.

- No necesito ningun psicologo mamá, todo lo que te digo es verdad

- ¡ Ya basta Cielo ! , vete a tu habitación y duermete, mañana hablaremos de esto.

Indignada y algo molesta subi a mi habitación, estaba echa una furia y las lagrimas que se desprendian de mis ojos no eran mas que lagrimas de rabia. No tenia la culpa de ver cosas que otros no podian ver, pero eso no me hacia loca, solo especial y de eso estaba convencida. Entre lágrimas y sollozos terminé por quedarme dormida cayendo en un profundo sueño.
Una sacudida en mi hombro me despertó, aún era de noche. Giré porque esperaba encontrar a mi madre que me había sacudido el hombro, pero para mi sorpresa el único que estaba ahí parado era Tonny. Un enorme miedo me invadio por dentro y sentí la necesidad de gritar, pero el poso sus manos sobre mi boca ahogando mi grito.

- ¿cómo es posible? - grité en voz baja

-Cielo no has hecho lo que te pedí- su voz sonaba perturbadora

-¿Por qué has podido tocarme?- pregunté mientras que me limpiaba la boca en donde el había colocado sus manos. El volteó a mirar el reloj de mi mesade noche y levantó las cejas.

- Son las tres de la mañana, es la hora muerta o tiempo muerto, como algunos le llaman, es la unica hora en que los muertos o presisamente las almas podemos tomar un cuerpo fisico en la realidad. Podemos sentir las cosas, tocarlas, podemos hacer que nos escuchen, podemos hacer lo que queramos con los vivos - su risa se dibujo en su rostro de oreja a oreja

- Pense que solo pasaba en las peliculas - dije con inocencia

- Pues las peliculas dicen la verdad, aunque son muy trilladas, como sea, "hermanita" - una sonrisa maquiavelica se posó en su boca- ¿por que no has hecho lo que te he pedido?

- Lo he intentado, pero ella no ha querido escucharme, se niega a creerme

- Ya le has dicho que la extraño, pero no veo que mis ropas esten hechas cenizas

-Ella nunca hará eso - chillé mientras me cubria con las cobijas de mi cama creyendo que me protejerian

- Bien, pues tu lo harás









Tiempo MuertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora