Acampar fue muy divertido, pues mi papa y yo lo habíamos disfrutado mucho. Habíamos escalado árboles, contado historias de terror y de regreso a casa comimos un helado. De hecho me encantaba pasar tiempo con el. Desde el divorcio habíamos estado muy distanciados porque mi madre no nos permitía vernos muy seguido, pero ahora le exigiría a mi madre que me dejara pasar más tiempo con él.
En mi casa mi madre había estado sola todo el fin de semana, creo que lo pasó bien sin mi y sin mis comportamientos extraños.
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Mis citas donde la psicóloga continuaron cada semana y sentía que ella era una parte importante de mi vida ya que sentía que me entendía. No me juzgaba, solo veía algo diferente en mí, algo especial.
- Marie- dije con una sonrisa en el rostro - la he pasado estupendo el fin de semana, fui a acampar con mi padre, creo que me sentó mejor a mi, a mi mamá y a todos.
Ella me sonrió
- ¿ Qué fue lo que más te gustó?
- El pasar tiempo con mi padre, el aún me trata como a una niña, de hecho aún lo soy y eso me encanta. El no se asusta con las cosas que le digo pues piensa que todo es parte de un juego. De alguna manera me gusta que no me tome enserio porque así no se preocupa.
- Me alegra que la hayas pasado genial
Así eran todas las semanas. Ir al colegio, donde la psicóloga, estar en mi casa y jugar a cosas de niños de nueve años, que era la edad que tenía.
Yo misma sabía que tanta felicidad y tranquilidad no podía ser eterna y así pasó. Una noche de Septiembre dormía tranquila y serena cuando de repente un sueño invadió mi mente. Estaba en la estación de metro, lo sabía porque mi mamá solía llevarme frecuentemente en metro para acompañarla a su trabajo, la estación estaba sola y una mujer de unos sesenta años aproximadamente, de pelo canoso y contextura esquelética estaba parada esperando a que pasara el metro. Sentía algo familiar en su rostro pero en verdad nunca la había visto antes. Era un sueño extraño porque yo estaba aún en pijama, sentía el frío de la noche y el olor a suciedad del metro. Intenté caminar hacía aquella mujer pero algo no me dejaba, estaba paralizada de cuerpo entero, cuando de repente me sentí observada y noté que aquella mujer me miraba de una manera algo aterradora. Sentí por un momento curiosidad pero de pronto ella se giró completamente hacia mi y pronunció unas palabras. "Lo siento, no puedo más". No entendía que significaban sus palabras cuando de pronto la mujer saltó libremente en el carril del metro en el momento en el que éste se aproximaba. Grité fuertemente y me desperté con la cama empapada de sudor frío.
Sentí mucho pánico y soledad al despertar en medio de la noche con un dolor en el pecho y un sueño que me atormentaba, más bien una pesadilla. No entendía que significaban las palabras que había pronunciado aquella mujer en el sueño, " lo siento, no puedo más". ¿Acaso que me quería decir?¿y si no me decía a mi, y si le decía a alguien detrás de mi?. No, la segunda opción era imposible, la estación de metro estaba totalmente sola. Hace mucho que no tenía este tipo de sueños o la sensación de sentir cosas alrededor de mi y temía que esto volviera pasar así que decidí ignorarlo pero fue imposible.
A la mañana siguiente sentí todo mi cuerpo pesado y cansado, mis parpados estaba a punto de cerrarse y el sueño se repetía una y otra vez en mi mente.
- Buenos días hija
- Hola mamá
- ¿Por Dios, qué te ha pasado? , tienes muchas ojeras
Me giré y miré mi rostro en el espejo de la sala, realmente me veía cansada.
- No he podido dormir bien, he tenido una pesadilla- noté como el cuerpo de mi madre se tornó rígido, sabía que una parte muy dentro de ella me tenía miedo- pero no ha sido nada, no debes preocuparte- terminé de decir tranquilamente.
Ese día en el colegio no pude concentrarme, parecía un zombie por los pasillos del colegio, mis movimientos eran torpes y lentos. A la hora del almuerzo me senté con mis amigas Channel, Miranda y Bella, quienes habían estado conmigo desde el primer grado.
- ¡Hey! Cielo estas muy dispersa, ¿ te pasa algo? - dijo Channel. Ella era rubia con ojos verdes , alta y delgada. Era la chica popular de clase que tenía a todos los chicos tras ella y solo tenía diez años.
- Lo siento, no he podido dormir anoche
- Te notas cansada- comentó Bella.
Bella era mi mejor amiga, era blanca y de cabellera castaña, sus ojos eran color miel y era bajita y delgada. Tenía doce años. Ella y yo nos habíamos conocido en una fiesta de los primos de mi madre, eso había sucedido hace ocho años y desde entonces eramos inseparables.
- Lo se, lose- asentí medio adormilada
- Nena duerme un rato- Miranda, aquella chica amiga de todos por su gran corazón siempre pensaba en las mejores cosas, por más bobas y obvias que fueran. Ella a cambio de todas era morena, alta, de ojos marrones y cabello negro azabache. Eran mis más grandes amigas, aquellas con las que hacía empijamadas y compartíamos manillas de amistad.
Cuando acabó la hora de almuerzo entramos a la clase de sociales y el consejero escolar me llamó a su oficina. Me sentí avergonzada pero aún así fui.
- Hola Cielo ¿ cómo has estado?
- Bien- respondí ansiosa
- Te he llamado Cielo porque tu madre está en camino, al parecer ha ocurrido una calamidad en tu familia
- ¿Una calamidad?- abrí la boca como una boba
El consejero escolar me miró algo avergonzado y salió de la oficina. Escuché voces afuera y de repente entró mi madre algo arrebatada.
- Cielo Dios mio tenemos que irnos ahora
Me tomó del brazo y me llevó a la puerta de la oficina mientras que pasaba al lado del consejero diciendo adiós.
- ¿Qué ha pasado mamá? - Pregunté muy alarmada mientras que nos subíamos al auto
- Sube rápido hija, te contaré en el camino

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Tiempo Muerto
Misteri / ThrillerDesde el día en que Cielo nació la muerte la perseguía. A su familia había llegado desgracia y tragedia desde siempre, pero ahora ella cargaría con esta. Con los años Cielo descubre que puede comunicarse con los muertos, pero ¿Hasta qué punto esto...