De lejos, verla nuevamente fue como recibir una buena noticia. Sonríe como siempre lo hizo. Sus gestos son los mismos. No me ha visto pero la veo nerviosa, obviamente sabe que pronto estaré con ella.
Pero, ¿cómo reaccionar ante una persona con la que tu única manera de relacionarse es a través de palabras? ¿Qué le dices a una persona a la que le has dado de todo menos recuerdos físicos? Durante meses no hemos hablado, ella no me ha dado respuestas y yo sólo he sido la mayoría del tiempo un melancólico con mis palabras. ¿Qué se supone que debería decirle ahora?
Creo que por esa misma razón me quedo en donde estoy. Sé que debería hablarle. Está allí y vine justamente para esto. Entonces, ¿por qué me es tan difícil hacerlo?
Veo que un grupo de chicos se acerca a ella, lentamente. Peyton no los ve porque les da la espalda. Aunque ella esté con dos chicas, se ve a millas que ellas saben que el grupo se acerca específicamente hacia donde se encuentran. Quizás no sean sus amigas. Quizás no quieran verla sonreír.
Sin pensarlo dos veces y recordando todo lo que Noa me contaba, comienzo a mirar al grupo de jóvenes. Son seis pero hay uno que va en frente. Debe de ser el chico de intercambio, el que le da problemas a Peyton porque Noa se lo pide. Por más que lo haya intentado, Noa no quiere ceder. Y es por eso, además, que estoy aquí. Porque no puedo permitir que sigan opacando a esa estrella.
Me incorporo justo en el momento en el que el chico está de espaldas a Peyton. Rápidamente me acerco a ellos. Habla fuerte así que antes de llegar, puedo oír lo que le dice.
—¿Por qué estás tan feliz?—lo dice con malicia en sus palabras. Al instante, Peyton se gira y en sus ojos veo reflejada la angustia, todo rastro de alegría que antes pudiese haber irradiado es apagado. Las chicas con las que antes hablaba lo sabían, porque al instante se ponen a ambos lados del chico de intercambio—, ¿acaso encontraste alguien más a quien escribirle, zorra?
Algo crece dentro de mí. Sé que es furia porque al instante estoy entre ambos, dándole la espalda a Peyton y mirando fijamente al chico de intercambio.
—Déjala en paz—suelto con brusquedad, antes de recibir un puñetazo en la parte izquierda de la cara.
ESTÁS LEYENDO
Adiós, Peyton
Cerita PendekPeyton: Prometí olvidarte. Y, sin embargo, no puedo hacerlo. Secuela de "Al chico del banco de adelante" Recomiendo leer el primer libro para entender mejor los hechos. Todos los derechos reservados.