2: «Puta»

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Calificativo tan viejo como el mundo y que, en todos sus usos, tiene una connotación negativa. 

Pero, ¿por qué? Para comprender, no es necesario regresar al año cero; las mismas conductas y costumbres misóginas se mantienen intactas hasta el día de hoy: la mujer que quiera ser respetada debe ser casta y pura hasta que encuentre al hombre «ideal».

Muy bien, pensamos nosotros, es lógico. No sea cosa que las mujeres pretendan hacer lo que quieran con su cuerpo, ya sabés como son: a estas les aflojás un poquito la correa y ya se quieren escapar. Mejor no correr riesgos. Mejor nos aferramos fehacientemente a una línea de pensamiento machista donde el hombre que ya tuvo experiencias sexuales es todo lo que está bien y, en cambio, cuando sucede lo mismo con una mujer, la calificamos como «puta».

Pero, he aquí un punto importante: puta es una mujer que cobra por mantener relaciones sexuales con un hombre. Ahora, ¿es un trabajo digno? Podemos alegar que no, porque al ser la prostitución ilegal, las prostitutas no tienen acceso a indemnización, jubilación, sindicatos ni paritarias, sumándole el asunto de que la ilegalidad del negocio permite la proliferación de incontables mafias que explotan y cosifican a la mujer.

En efecto, podemos afirmar que no se trata de un oficio digno, mas aquí hay que hacer una distinción: el trabajo, de respaldable, no tiene nada, no por la índole del oficio, que bien puede ser agradable para muchas y es perfectamente respetable, sino gracias a las condiciones paupérrimas en las que las mujeres deben desenvolverse. Las prostitutas, por ende, que no son más que tornillos en el turbio engranaje de este negocio, no merecen nada más que aceptación y respeto.  

Está tan internalizado el concepto de que la mujer debe moldearse según el ideal machista, que descalificamos a cualquiera que no se amolde a parámetros tan retrógrados e, incluso, demonizamos la referencia a dichos individuos; sumergimos sustantivos comunes en una tina de misoginia, y allí, primero que todos, se alza el más desvergonzado. El que todas las mujeres temen que recaiga sobre sus cabezas como un dedo acusador y el protagonista de cada insulto. Cuatro letras que hemos concebido como el paradigma de la ridiculización y la deshorna.

Cuatro letras que, en Wattpad, se hacen presentes a todas horas.

¡Cuántas veces hemos leído a la protagonista «casta» y estudiosa referirse a la muchacha digna de su envidia como puta! ¡Cuántas veces hemos encontramos a nuestras protagonistas heridas en lo más profundo de su orgullo al ser comparadas con una prostituta! ¡Y cuántas veces hemos respaldado al protagonista masculino cuando le asegura a la femenina que no tiene nada que envidiarle a esa muchacha, porque no es más que una puta!

La connotación que le adjudicamos a una palabra que nombra a millones de mujeres que realizan, nada más ni nada menos, que su trabajo, peca en negativa. Pero de ahora en más no tiene por qué ser así. 

Comprometámonos a dejar de lado concepciones retrógradas y comencemos a reivindicar un término que el machismo procuró que fuera demonizado ni bien surgió. Abracemos una palabra que fue desvirtuada por hombres y mujeres durante siglos e incorporémosla a nuestro vocabulario sin vergüenza ni tapujos; no nos dejemos engañar por una sociedad machista y misógina que busca volver tabú algo tan corriente como el hacer con nuestros cuerpos lo que nos plazca. No creemos personajes que respalden concepciones arcaicas ni fomentemos la descalificación de aquellos que viven su vida sin seguir los parámetros de una sociedad machista. 

Está en nuestras manos aceptar sin pudor que aquello que el machismo quiere utilizar para hacer sentir menos a la mujer no nos supone ninguna deshonra. Depende de nosotros desmantelar la táctica de un sistema que procura que el sexo femenino se sienta «sucio» e «inferior» y desmerecedores de cualquier trato respetuoso por hacer lo que queramos con nuestra fisonomía.

Despreciemos lo negativo y hagamos personajes tolerantes y despiertas que no encuentren demonios ni vergüenza en ser llamadas putas; construyamos personajes que decidan dejar de lado todo aquello que limita a la mujer y que utilicen este término como lo que realmente es: un sustantivo que no debe hacernos pensar en nada más que la libertad sexual de las personas, un derecho que todos tenemos la opción de explorar.

Es nuestro compromiso el abandonar concepciones antiquísimas y desapegarnos de una modestia implantada que el machismo nos quiso imponer incansablemente desde el momento en que tuvimos consciencia. Tiremos por la borda connotaciones misóginas que nos estancan y, sobre todo, que nos obligan a juzgar a las mujeres como simples entes sexuales, y no como personas con peso y capacidad de decisión.

El abecé del machismo en WattpadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora