4

134 12 0
                                    

La tarde concluyó tranquila, estuvimos caminando, comprando ropa, fue muy divertido, finalmente llegué a mi casa, mamá estaba en su habitación, solo avise que ya había llegado y me fui a la mía para descansar.  Me di un baño con agua tibia para luego hacer mi rutina de skincare y ponerme mi pijama.
Tomé mi teléfono para avisarle a mi amiga y a Erick que ya estaba en casa.
Me recosté en mi cama quedando dormida por completo.

Dos semanas después, me encontraba esperando a Erick en el mismo lugar de siempre. Estaba mirando mi celular hasta que lo vi cruzar aquella calle, vestía una playera negra con unos jeans ajustados del mismo color, con sus rizos bien definidos, no pude evitar sonreír...
Aunque no éramos novios nos tratábamos como tal, el siempre era muy lindo conmigo y detallista.
—Hola hermosa —Beso mi mejilla.
—Hola Erick—sonreí, no pude evitar abrazarlo, a lo que este correspondió, me encantaba abrazarlo, me hacía sentir protegida.
—Iba pasando por una tienda y me acorde de ti. —dijo alejándose mientras buscaba algo en  su mochila, para luego sacar una pulsera de hilos con cuencas negras y azules.
—Recordé que estos son tus colores favoritos, así que la compre para ti— Exclamó este mientras me tomaba de la mano para colocar la pulsera en la muñeca.
—Es muy linda. —Sonreí mientras lo volvía a abrazar.
—Yo tengo una igual, solo que la mía tiene la letra "J" . —Me enseñó su mano, la cual tenía una pulsera similar a la mía con un dije de corazón con una "J" en el centro.
—Que bonita, gracias por el detalle. —Me pare de puntitas y bese su mejilla.
—¿A dónde quieres ir??
—¿Te parece si vamos a caminar?. —Tomé su mano, el solo de limitó a asentir y caminamos en dirección a un pequeño jardín, por lo regular siempre se encontraba solo, así que solo estaríamos el y yo.
Llegamos a aquel jardín y nos sentamos en una banca. Comenzamos a platicar de cualquier cosa que se nos ocurriera.
—Sabes, conocí a alguien hace unos días, me pregunto que si tenía novia...
Mi corazón se tenso en ese momento.
—¿Y qué respondiste? — Pregunté extrañada.
—Le dije la verdad, que tenía novia.
—No sabía que tenías novia. —Suspiré desanimada.
—¿Quieres ser mi novia?—Me miró a los ojos algo serio y burlesco a la vez...

La Última Carta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora