El lunes llegó en un abrir y cerrar de ojos. Luz sentía una tristeza muy grande y no sabía cómo lidiar con ella. Salió de su estudio sin poder avanzar en su trabajo y se dirigió a casa. Caminaba con lentitud, el clima estaba muy agradable y las hojas caían de los árboles, crujiendo bajo sus pies o enredándose con su platinada cabellera... de pronto tuvo una idea. Sacó su celular y escribió un texto para su amado-
Hola cariño ¿Qué tal está tu mañana en el trabajo? Tengo una sorpresa para el almuerzo, espero que llegues temprano...
Besos
Luz
Envió el mensaje y corrió a casa. Cuando estuvo lo suficientemente cerca de la valla que rodeaba la propiedad fue recibida con ladridos de alegría y presurosa saltó la reja más baja (Adrián siempre la regañaba por no abrirla, decía que podía lastimarse; pero ya no usaba ni su moto, ni su patineta a menudo y a veces ese pequeño subidón de adrenalina la ponía de buenas). Se arrodilló y abrió sus brazos, donde rápidamente se coló la perrita y saboreo el maquillaje de la chica, al prodigarle besos húmedos por todo el rostro ─ ¡Hola Mimí! ¿Cómo está mi bebé hoy?─ se puso de pie con la cachorrita en brazos y entró a la casa, dispuesta a terminar de armar su sorpresa antes de que llegara su amado- ven Mimí, vamos a preparar una linda sorpresa para papá.
Adrián tuvo una mañana dura en el trabajo y sumando eso a que su tiempo con el pequeño cachorro estaba por terminar, no se encontraba con el mejor humor al recibir el mensaje de su chica- ¿Qué podrá traer ahora mi linda escandalosa? -gracias a los dioses que ya estaba en su coche y nadie lo escuchó hablar sólo. Pero cuando estaba a punto de mandar una respuesta a Luz una llamada entró a su teléfono. Cualquiera que hubiese visto su expresión diría que se ganó la lotería, pero en realidad era algo mucho mejor. Podían quedarse con Mimí y eso, simplemente era mucho mejor que ganar cualquier lotería.
─ ¡Amor! ¡Mimí!─ gritó al bajar del auto, no podía contener la alegría que sentía y apenas vio que ese travieso par al que previamente había llamado se acercaba, corrió a su encuentro y las tomó en brazos, besando mejillas y hocico por igual ─Les tengo la mejor noticia de todas, podemos quedarnos con Mimí muñeca, va a ser nuestra siempre─ la sonrisa de la joven ahora sí parecía genuina, estaba un poco conmocionada por la noticia, pero nadie podría decir que no era feliz.
Media hora más tarde la feliz pareja bajaba del coche, cargando una canastilla para picnic (está era la sorpresa que la joven había preparado con esmero) y llamando cada poco a su cachorro amado para que ésta no se alejara demasiado a olisquear plantas y arbustos. Adrián tomo una foto de sus seres queridos, pensando que desde ese momento la foto sería el mejor recuerdo.