Me gusta mirar el cielo nocturno, de camino a casa. O en cualquier parte.
Me gusta ir en coche observandolo.
Y es que al fijar nuestra mirada en las estrellas podemos observar como las perspectivas y los puntos de vistas hacen mucho. Como ese punto brillante tan diminuto desde aquí es una minucia, cuando realmente es tan grande en comparación a nosotros que temeriamos.
Buscar la luna en ese inmenso mar contra gravedad. Buscarla queriendo vernos en ella. Hacerlo para sentir que no eres la única prófuga de la vida queriendo escapar a la oscuridad, buscando compañía en la noche.
Imaginando o más bien creiendote poeta que juntado las estrellas hace constelaciones de palabras bonitas formando dibujos que encajan entre ellos y merecen ser vistos, leídos o dedicados por algún vagabundo soñador que todavía cree en tréboles de cuatro hojas, en estrellas fugazes y en dientes de león.
Creo, aunque no sea cuestión de fe, que en el fondo soy una de esas y esos soñadores locos, que sufren graves delirios, escribiendo el mayor sin sentido, intentado evadirme porque las faltas de lluvia en Barcelona me superan, los inviernos calurosos me enervan y la dificultad por entender la vida me puede.
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Escribo x escribir
PoesiaTextos que escribo por escribir y que quizás ni yo misma se lo significan, caos de palabras. Incoherencias inconexas.