Feliz Cumpleaños

13 1 0
                                    

Le había pedido a mi madre subir a mi habitación para hablar. No entendía absolutamente nada, por lo que un momento a solas me parecia lo correcto para que me explicara todo este asunto.

Ella entro detras de mi y tomó asiento en mi cama mientras caminaba de un lado a otro. No sabía como explicar lo que sentia ahora, no es que estuviera demasiado molesta, pero lo estaba. El que me lo hubiera ocultado era algo que me dolía, porque suficiente aguantaba sus viajes todo el año como para que ahora trajera a un nuevo huésped sin pedir mi opinión.

- ¿Pensabas contármelo? -pregunte, ella estaba tocando sus anillos cuando levantó su mirada.

- Morgan haces un escándalo como si hubiera vendido la casa -respondió de lo más tranquila.

- Pero dejaste que un completo extraño se mude con nosotras.

- Conocí a la madre de Evan y tanto ella como su hijo son buenas personas- dijo mientras se paraba.

- ¿Papa lo sabe? -automáticamente su frente se arrugo y note que estaba enojada. Odiaba que lo nombrara. Y sabía que el no tenía nada que ver en esto, pero simplemente salió de mi boca.

- Esta es mi casa y ni tu padre, ni su novia tienen derecho a opinar en mis desiciones ¿quedo claro? -asentí ante su tono molesto, ella se paro, arreglo su vestido y camino hacia la puerta- No quiero oír tus quejas, el vivirá unos meses con nosotras. Esperó que te acostumbres.

- No lo conozco -protesté, tomó el pomo de la puerta en sus manos.

- Entonces hazlo -dijo de girar de el y cerrar la puerta dejándome sola.

Claramente mi opinión ya no tenía importancia, porque el viviria ahora conmigo. Tal vez no sería tan malo, pero hace unos minutos lo tenía mirándome con esos ojos tan intimidantes, no sabía como soportaría esa mirada todos los días, incluso en los que mi madre no estaría presente.

Mire la hora y me dirigí a la ducha, había olvidado que Jaz pasaría por mi.
La ducha ayudó para que me relajara y olvidará a Evan.
Deje mi cabello suelto para que se secara cuando escuche la bocina de un auto. Justo a tiempo, me asome a la ventana y comprobé que el descapotable de Jaz estaba afuera. Tome mi teléfono y baje las escaleras.
Note al instante que Evan estaba en el sofá viendo television mientras mi madre estaba cocinando. Lucían como una completa familia feliz.

¿Saldras? -preguntó mi madre

- Iré de compras con Jaz

- ¿Y se debe a que..? -volvió a preguntar

- Tengo una fiesta esta noche -respondí, ella dejó el cuchillo y me miro seria

- ¿Pensabas decirmelo?

- Luego de lo de esta tarde creó que lo mínimo que puedo hacer es salir a una fiesta- ella soltó un bufido y me miro, sabía que no tenía ganas de pelear como yo- Volveré temprano -agregue para suavizar un poco el asunto, aunque sabía que de todas maneras me dejaría ir. O de lo contrario me escaparía como plan b.

- Diviertete -dijo antes de tomar el cuchillo de nuevo y seguir en sus asuntos. Vi que Evan tomó el control remoto y apagó la televisión para luego pararse. Antes de que girará yo ya estaba afuera.

Salí y me encontré con Jaz hablando por teléfono. Supuse que era Derek, por lo que subí al auto en silencio y mi mirada automáticamente paso a la ventana de la casa en donde esos ojos verdes me estaban mirando. Nose porque me sentía intimidada por este chico que había llegado hace unos minutos y el cual no conocía en lo absoluto.
Deje de mirarlo y subí el volumen de la música, justo en el momento en el que Jaz cortaba la llamada. Pedí que Evan ya no estuviera en la ventana, no tenia muchas ganas de responder a las preguntas de Jaz. Sólo quería que arrancara. Ella al parecer leyó mis pensamientos porque ya estabamos en marcha al centro comercial.
Recorrimos como siete locales de ropa hasta que el octavo llamó nuestra atención. Jaz era aún más indecisa que yo y el vestido de sus sueños no aparecía, quería algo elegante pero no demasiado.

Ámame Mientras PuedasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora