I

201 7 1
                                    

Nota del Autor: ¡Hola! Si estás leyendo esto por alguna razón, aprovecho para darte la bienvenida a mi novela. Este es el primer capítulo de la historia que te hará cambiar la forma en que vez la vida. Te hará reflexionar a cerca de : ¿Estoy viviendo, o sobreviviendo?

Léelo hasta el final. Hazme saber tu opinión, ya sea comentando o votando. Comparte mi historia en todos lados. Con tus amigos, tus padres, hasta con las personas que te caen mal... En serio, te lo agradecería demasiado. Que la disfrutes.

- Andrés R. Cabrera

***

En las vacaciones de fin de curso de mi décimo primer año de preparatoria me tomé la tarea de convertirme en una morsa. Metafóricamente, claro.

Pasaba la mayoría del tiempo en internet viendo series o películas, comía y dormía excesivamente, salía poco, hasta el punto de olvidar que era recibir luz solar. La verdad disfrutaba estar en casa. Lo cual, según mamá, no es sano para un chico de dieciséis años en pleno ciclo de desarrollo.

Era un día muy soleado, o tal vez lluvioso. Era difícil saber debido a las largas cortinas que cubrían las ventanas, de una tela tan gruesa que no entraría ni un tornado.

Yo me encontraba tumbado en mi cama, mirando el techo de mi habitación, el cual estaba pintado con algo que hacía semejanza a una galaxia. Escuchando tranquilamente con audífonos el álbum musical «Right Place Right Time» de Olly Murs, uno de mis favoritos.

Vi la puerta de mi habitación abrirse, era mamá. Parecía estar gritando, veía sus labios moverse pero no escuchaba las palabras que brotaban de ellos.

Detuve la música, y efectivamente estaba gritándome, tan fuerte como lo haría un narrador de fútbol cuando su equipo hace una buena jugada.

— ¡Kyle James! —Gritó mi madre.

—Presente. —Dije.

—No estoy de broma Kyle. Llevo más de cinco minutos llamándote. ¡Claro, seguro estabas con los aparatos esos a todo volumen! —Gritó por segunda vez.

—Primero, se llaman audífonos. Segundo, deja de ser tan paranoica mujer.

— ¿Paranoica, me llamaste paranoica? ¿A caso no respetas a tu madre, Kyle?

Me limité a guardar silencio, para no provocar un altercado entre la sandalia de mamá vs. Mi espalda. En donde era claro que no saldría ileso.

— ¿Para qué me llamabas? —Pregunté.

— ¡Oh, cierto! , nuestro pequeño rollo casi me hacía olvidarlo.

—Después preguntas de donde salí tan odioso. —Dije.

—Te hace falta un poco de sentido del humor Kyle. Bien, dejaré los rodeos. Mis amigas del grupo de salsa organizaron una fiesta, y tú irás conmigo. —Respondió mi madre.

Al escuchar estas palabras la sangre se me subió a la cabeza.

— ¿Qué, por qué? —Pregunté alterado. —Sabes que no me gustan esas cosas . Sólo no me obligues a ir ¿Quieres? —Supliqué.

— ¡Oh no jovencito, si irás! No puedes vivir encerrado en tu habitación.

—Estoy bien aquí. Déjame seguir tumbado en mi cama tranquilamente ¿Sí?

—Nada de objeciones, irás y eso es todo.

Asentí. — ¿Tengo que vestir con traje de pingüino o qué? —Pregunté sin ánimo alguno.

La Incógnita EquisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora