VI

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¡Hola! Ya sé, siempre me pierdo y luego aparezco como si nada. Guarden sus antorchas y tridentes, por favor. Aquí les dejo el capítulo seis de la historia, disfrútenlo.

- Andrés R. Cabrera

***

Desperté muy temprano para ir a correr, siguiendo mi promesa de recuperar condiciones físicas. Eran alrededor de las 4:30 am, el cielo seguía oscuro y el clima ascendía con respecto a la madrugada.

Corrí unas 10 calles y luego volví a casa.

Iniciaba esa mañana clases en el nuevo instituto. Justo como mamá me lo había prometido, la Srita. Hudson tenía todo en orden.

Cogí un folleto que me dejó en la mesa cerca de mi cama con toda la información del Instituto Silver Strees. Tenía una fotografía del edificio del instituto, grande, lujoso y prestigioso.

La siguiente página mostraba una fotografía del uniforme junto a sus reglas y toda esa madre. Al final mencionaba que el instituto tenía una especie de blog, donde debías registrarte para recibir tus calificaciones, asignaciones, información... En resumen.

Tomé mi laptop, la encendí y la llevé conmigo hasta la cama. Entré en el blog, cree un usuario y automáticamente se actualizó con los datos que asumí, incluyó la Srita. Hudson al inscribirme.

Navegué un poco en el blog, leyendo sobre los estudiantes y clubes escolares.

Dejé el ordenador, y me preparé para ir a Silver Strees. Cuando estuve listo fui a la sala, mamá estaba servía el desayuno. La saludé y luego comimos juntos en la mesa.

Al terminar me despedí de ella y tomé mi bolso. Abrí la puerta y la primera imagen que vi fue a Sebástian, quien estaba estacionado frente a mi casa.

—Buen día Sr. Kyle, ¿Preparado para su primer día de escuela? —Preguntó.

—¿Qué hay Sebástian? —Dije.

—Mi nombre es George, Señor. Era claro que no dejaría de llamarlo así.

Sebástian condujo hacia Silver Strees y me dejó en la entrada.

Frente a mí se alzaba un gran edificio, el exterior estaba hecho completamente de vidrio. Camino a la entrada escuché la campana.

Ya dentro del edificio pude observar mejor su diseño interior. Pisos y paredes de mármol, todo en tonos fríos y metálicos. El lugar era brillante e inmaculado, justo como lo especificaron en el folleto.

Caminaba a clases rodeado de toda la población estudiantil. Oí una voz femenina muy familiar entre la multitud. Intenté mirar para averiguar de quién era la voz, pero fui arrastrado por el mar de personas a mi alrededor.

Era increíble, no estaba moviendo ni un dedo y aún así seguía avanzando, en realidad, me hacían avanzar, para ser más específico.

Entré al aula C. El resto de la clase estaba sentada recibiendo instrucciones. Di unos cinco pasos, y luego escuché —Joven, no sé que tipo de modales se le inculcan en su hogar. Pero en Silver Strees valoramos la puntualidad además de la educación, debería saberlo. —Dijo un tipo de mediana edad quien supuse era el profesor.

—Lo siento, profesor...

—Clark. —Me interrumpió— Ahora, retírese. —Dijo.

—Pero, solo me retrasé dos minutos.

—Por favor retírese de la institución, y vuelva mañana si le place hacerlo.

Lo hice. En el folleto decía que en Silver Strees eran muy estrictos, y no exageraron en lo absoluto con ello.

Deambulé como alma en pena por el instituto hasta la siguiente campanada, esperando poder hablar con un decano o algo así para no perder un día de clases.

Me senté en un banco que estaba bajo un gran árbol y di vueltas al anillo en mi dedo.

Pronto vi a la población estudiantil correr a toda velocidad hacia la cafetería.

Escuché de nuevo la voz, miré hacia atrás y solo vi a un grupo de chicas caminando. Justo adelante, estaba ella. No metería mis manos al fuego, pero en definitiva tenía que ser ella.

Me levanté y la seguí escondiéndome entre las personas.

—¡Hey bebé! —Gritó un chico—. La chica se dió la vuelta y por fin pude verla. Era ella, la chica de la fiesta, la chica del tropiezo accidental. Estaba ahí, en el mismo país, en el mismo instituto que yo. Nunca creí en las casualidades, pero esta en definitiva era una de ellas, una real.

Corrió hacia el chico y lo besó.

La siguiente campana sonó, notificando la hora de regreso a las aulas. Seguí a la chica. Entró al aula A. La observé unos minutos a través de la ventanilla y luego me fui a la dirección de Silver Strees.

Llegué allí y expuse lo que sucedió. Me explicó que por el día de hoy no podría entrar a clases. Seguidamente me entregó un libro con todas las reglas de Silver Strees, para evitar infringir alguna otra. El libro tenía el grosor de dos biblias.

Noté que la secretaria estaba archivando los documentos de los estudiantes en la computadora. Y fue ahí cuando se me ocurrió.

Pensé en usar la computadora de la escuela y asignarme a la sección A. Medité un momento mi plan. Podrían expulsarme si me atrapaban. Por otra parte los únicos testigos de que fui al aula C eran el Profesor Clark, y las personas de ese curso. Después de todo podía inventar que estaba confundido de aula o algo así.

Decidí hacerlo finalmente. Salí de la dirección. Cinco minutos después llegué corriendo tratando de lucir alterado, le dije a la secretaria que había una pelea en el patio. De inmediato salió corriendo.
Supuse que tardaría menos de diez minutos en descubrir la mentira y volver, así que debía apresurarme.

En la pantalla de la computadora había una nota adhesiva que decía "Imprimir las listas de las aulas y asignarlas a sus debidas carpetas."
Esto hacía aún más fácil este asunto.

Entré en el archivo del Aula C, busqué la carpeta con mi nombre, la copié y luego la eliminé de este. Salí ese archivo para acceder al archivo del aula A. Escuché la voz de la secretaria así que me apresuré, pegué la carpeta en el archivo y dejé todo como estaba.

Alcé la vista y la secretaria estaba cerca. Corrí hacia la ventana y salté. Caí glamorosamente flexionado sobre mi pies, me tambaleé y me vine hacia adelante, cayendo de cara, recibiendo un impacto que me pudo haber dejado inconsciente.

Al recuperarme de mi contusión recordé que no busqué en el archivo la carpeta de la chica de la fiesta, y averiguar quién era. Al menos de que se llamara "Bebé" seguía desconociendo su nombre...

***

He pensando últimamente en dejar la historia hasta este punto. En parte, debido a que no recibo apoyo de mis lectores. Así que... Ustedes díganme si continúo, o de plano no actualizo más.

Sí te ha gustado el capítulo házmelo saber, ya sea comentando o votando (En la estrellita al final de cada capítulo) . Aprovecho para agradecer a esas personas que si votan y siguen la novela, me motivan a seguir publicando.

Kyle se vió por un momento en las nubes, y luego se desplomó a la tierra en segundos. ¿No creen?

Encontrarse a la persona que te quita el sueño, pero que tenga pareja. Fueeeeeerte.

¿Qué le deparará Gingko Town a estos dos?

Para averiguarlo no olvides agregar la historia a tu biblioteca, así Wattpad te notificará cada vez que actualice.  ¡No olvides estar al pendiente de los próximos capítulos! Lo que se viene es bueno.

Hasta la vista, baby. Jejé.

- Andrés R. Cabrera

La Incógnita EquisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora