LA DISTANCIA NO ES EL ENEMIGO

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Cuanto más lo intento olvidar

más lo anhelo,

entre risas, juegos, distracciones...

Hasta en malos momentos.

De cómo el fulgor de esa infancia

ilumina sin acierto

aquella época de niños,

niños pequeños,

que sin desdén alguno ignoraban la importancia del tiempo.

Un tiempo casi perdido,

pues nuestra amistad parecía de ensueño.

De un sueño sacado de un cuento,

del que pronto se desvanecería

convirtiendo así nuestras vidas,

en pesadillas de un largo trayecto.

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