II Capítulo: Limbo

16 2 0
                                    


Silencio.

Es todo lo que percibí.

Aquel sentimiento de un extraño vacío se apoderó de mi mente y no supe qué hacer.

Al principio cada músculo y tendón de mi cuerpo empezaron a adquirir movilidad y fui capaz de alzarme.

Mis ojos, aún adormecidos, sufrieron la consecuencia de permanecer mucho tiempo bajo la oscuridad; una luz cegadora me atacó apenas pestañeé un poco para acostumbrarme a la claridad.

Aquello que vi, debo admitir, me dejó perpleja por unos cuantos segundos en el cual solo me dediqué a observar atentamente aquello que me rodeaba.

Blanco. Solo había blanco adonde dirigiera mi mirada. Era como un gran espacio infinito que por más que caminara no encontraba su inicio o fin.

Extrañamente, me sentí segura, un sentimiento cálido se depositó en lo más profundo de mi corazón y por primera vez en mi vida sentí que todo estaba donde tenía que estar. De pronto vislumbré en frente de mi una luz potente que me atrajo como a un imán. Irradiaba paz, armonía y belleza y lo único que podía pensar era en acercarme lo más posible a tal fuente de energía.

Cada paso que daba era un esfuerzo aún mayor que el anterior, mi cuerpo se sentía pesado y dolía cada vez que me acercaba más a esa luz. A pesar de sentir mi cuerpo desgarrarse lentamente, el solo hecho de acercarme aunque fuera un poco más, me llenaba, me compensaba, me completaba, era algo así como una necesidad vital.

-Si sigues así, terminarás esta nueva vida antes de siquiera empezarla.

Una voz profunda, grave y fuerte resonó en el blanco infinito que me hizo estremecer. Volteé a todos lados y no vi a nadie así que seguí intentando alcanzar la luz.

-Los humanos nunca entienden ¿no? Te repito gentilmente, morirás si te acercas un solo centímetro más a la luz.

-¿Don-don-dónde estas?

-Aquí, allá, palabras inútiles. En este lugar como ves, yo puedo estar en ninguna como en todas partes.

-¿Qui-quien eres?- pregunte asustada y a la vez curiosa intentando tranquilizar mi voz

-Pregunta interesante. La Parca, Abu Yaria, Mordad. Múltiples definiciones para una misma persona. Yo. La muerte, el ángel de la muerte.

-¡Quee! No-no es posible. Esto tiene que ser un error- mi desespero se notaba en mi voz conforme hablaba.

Intentaba pensar con claridad cuando una ola de recuerdos invadió mi mente.

Teatro. Marianne. Pizzas. Puente Chicago Avenue, camión. Choque. Muerte.

Me derrumbé empezando a lagrimear cuando todo eso volvió a mi.

-¿Exactamente qué hago aquí? ¡Dimelo ahora!¿ Dónde están mis padres y Annie? ¿Qué les pasó? Están bien?

-Ellos están en un lugar mejor.

-Porque no están conmigo? Los necesito, te lo ruego traemelos, necesito estar con ellos ahora por favor-le dije con mi voz rota

-¿Realmente quieres que te diga porque no están contigo? Ellos como pronto entenderás cumplieron el propósito de su vida. Cada uno de ellos hizo lo que tenía que hacer; cada uno, logró su propia salvación. Tu, al contrario de ellos has tenido una vida tan patética y banal que condenarte a algo sería demasiado para alguien como tu. Tu insignificante vida no tiene más sentido, tu vida será olvidada como muchas otras.

<<Probablemente apenas terminemos esta pequeña conversación, velarás entre la gente como has hecho todos estos años.

-No entiendo de lo que me hablas, qué significa?

Un Nuevo ComienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora