Palabras "bonitas"

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"—No te haré daño...—"

"—Estás en buenas manos—"

"—Lo que menos quiero, es que sufras...—"

"—Misaki...—"

Despertó de golpe con esas palabras haciendo eco en su mente. Agitado y algo desorientado comenzó a salir de la cama donde horas antes había quedado dormido con aquel sujeto... era verdad, aún estaba en sus manos. Por muy lindas que sean esas palabras las aborrece. Su confianza en los demás está destruida —tch... debo salir de aquí— a toda costa huir de ahí.

Dos golpes en la puerta lo sacaron de sus pensamientos. Tuvo miedo ¿quién podrá ser? Y el maldito mono no se despierta. Chistó la lengua y corrió al baño justo antes de que la puerta se abriera a la fuerza y dejara a quien llamaba —¡Saruhiko! — era una mujer quien había irrumpido de esa forma. Pero no quiso asomarse.

Perezosamente abrió los ojos —¿madre?...¿qu-qué haces aquí?—

—Viendo que tus ganancias no caigan en pique ¿se puede saber en que estás pensando?— sonaba enojada. Saruhiko chistó la lengua incorporándose para ver mejor a la mujer frente a él. De cualquier forma no le interesaba en absoluto lo que pasara con la empresa y esas estupideces, él no eligió seguir el camino que su estúpido padre le propuso —... ¿qué tiene que ver mi "celebración" con eso?— comenzó a buscar con la mirada a quien se supone debería estar a su lado "Ambar" ¿lo habrá visto? No, de ser así le estuviera sermoneando.

—Cada uno de los que asistieron serán compradores y benefactores para nosotros, Saruhiko— ah, así que era eso. Nunca hubo intención de su parte por celebrar de verdad el cumpleaños... mujer interesada. Dudó unos segundos, tomó sus gafas y alzó la vista igualando a la de su madre. Se puso de pie y tuvo la osadía de estirar los brazos antes de hablar nuevamente —ahora que lo pienso, madre...— tomó sus botas colocándolas lentamente —si son tus invitados, ¿por qué no los atiendes? Tengo mejores cosas que hacer— como buscar a Ambar por ejemplo. La mujer soltó una risa escalofriante y de la misma forma se dirigió a su hijo, sólo que esta vez estaba justo frente a él.

—Saruhiko, baja ahora mismo— sin decir más palabras, la mujer se retiró de la habitación. Saruhiko gruñó con enfado y cerró la puerta con fuerza. Con eso le recalcó que aún puede ser manipulado por ella —tsk...que fastidio...— pero tenía en mente otra cosa, mejor dicho, a alguien más — ¿Ambar?..— alzó las cortinas, revisó el closet y faltaba el cuarto de baño. Sin dudar más abrió la puerta logrando esquivar lo que parecía el canasto de ropa. Sí, ahí estaba.

— ¡Quiero irme de aquí!— gritó dentro de la tina, abrazado a sí mismo. Se asemejaba a un pequeño gato recién traído a casa... sí, eso era. Ámbar era como un gatito callejero sin modales —...creo que ya habíamos hablado sobre eso—

—¡tch! No me importa lo que hayas dicho— sonrojo. Las imágenes venían a su mente, las palabras igual y fue obligado a desviar la mirada segundos.

—....Que bien que estés ahí— Saruhiko cambió el tema, sabía que si continuaba sería el mismo circulo de dimes y diretes. Cerró la puerta poniendo en defensiva al pelirrojo. Aunque tenía las botas puestas, se deshizo del chaleco y dobló las mangas —es hora de tu baño.

— ¿A-aaah?...—

—Hidaka me comentó que no quisiste tomar una ducha cuando llegamos—

— ¡Como si eso fuera posible!—

—así que, es hora de quitar esa mugre que llevas encima— la cual ni era visible, pero con el hecho de que pudiera tocarlo y limpiar todo aquello que llevaba encima era suficiente. Pero lo que no esperaba el azabache era que, como bien dijo, un gato callejero sin modales.

ÁMBAR (SaruMi- K project) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora