7.- DUDAS

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Misaki quedó totalmente dormido durando el camino, abrazaba a Totsuka como si al soltarlo cayera en un vacío desconocido. Saruhiko fruncía el ceño ¿por qué se tuvo que dormir con Totsuka? Chistó la lengua cruzándose de brazos. El rubio lo notó y sonrió llamando su atención —Primo, hasta aquí puedo sentir tu "odio" hacia mi— rió despacio, mientras sus manos acariciaban el cabello del pelirrojo.

—cállate... en primer lugar fue tu culpa que esto pasara— Totsuka levantó la mirada y torció una mueca dándole una patada en la pierna.

—¡Por supuesto que no! Yo solo quería que tú te despabiles de tu montón de trabajo y que dejaras de ser un amargado para que puedas acercarte a él— hizo un puchero apuntando al pelirrojo. Saruhiko suspiró y negó con la cabeza, Totsuka tenía razón, pero no podría evitar pensar que ese día pudo haberlo perdido.

—Como sea... no saldremos de nuevo hasta que averigüemos quienes eran esas personas que querían llevárselo— El rubio de pronto cambió su rostro a uno más serio, recordando el nombre que había podido entender. Pero no recordaba dónde es que lo conocía.

Ya en el departamento. Saruhiko dejó dormir al pelirrojo en su cama, tomando asiento a su lado para sólo contemplarle y acariciarle los cabellos. Totsuka por su parte, jamás había visto ese rostro tan pacífico de su primo. Era muy extraño que expresara más que enojo y amargura. Y no pudo evitar sonreír por lo mismo. Bostezó llamando la atención del pelinegro, carraspeó y se retiró a su habitación. Después de todo, la noche había caído y estaba cansado.

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Después de tomar un baño, salió con la toalla en el cuello y una más en la cadera. La luz de la habitación era tenue para que no molestara el sueño del chico en su cama. Pero cuál fue su sorpresa al ver que éste estaba despierto y sentado al borde de la mullida colcha, mecía despacio las piernas y la mirada la tenía fija en el suelo, como si eso fuera lo más importante en el lugar. Saruhiko dudó si acercarse o no, reconocía el temperamento que el chico poseía y estaba seguro que si le veía en ese estado sería golpeado con lo que tuviera en mano.

Misaki, ya sabía de su presencia, sabía igual que esa habitación pertenecía al pelinegro y que las ropas que portaba pertenecían al mayor. Pero, detrás de esa mirada perdida se escondía una pregunta inquieta para él...

— ¿por qué... me ayudaste? — las palabras sorprendieron al pelinegro que no supo que decir en ese momento. Por lo que el silencio reinó unos escasos segundos hasta que pudo reaccionar, justo cuando la mirada ambarina se colocaba sobre él. Pudo ver cómo las mejillas del pelirrojo enrojecían y cómo desviaba la mirada hacia otro lugar. Saruhiko suspiró y camino viendo que posiblemente no habría peligro. Tomó asiento detrás de él, quedando espalda contra espalda.

Sinceramente no tenía palabras correctas para responder ¿qué le diría? "me gustaste y es por eso que te traje" no, definitivamente no podría decirle eso. Revolvió sus propios cabellos pensando. Misaki suspiró cerrando los ojos y apretando los puños. El silencio que el ojiazul le daba decía mucho y eso le había enojado.

—eres como ellos después de todo— Saruhiko alzó la vista, esperando que explotara o que le golpeara —¿no es asi? Planeas ganarte mi confianza y así...— su voz se quebró y apretó los labios, el enojo que sentía estaba siendo mucho más fuerte que ese sentimiento que había llegado a su corazón cuando le rescató ¿por qué entonces no respondía? —¡Respon...!— Saruhiko giró y lo jaló contra la cama, quedando medio cuerpo sobre el chico quien tenía los ojos llenos de lágrimas y el ceño fruncido. Forcejeó un poco y pataeló —¿vas a violarme? ¿es este el momento que esperabas? — chilló con más enojo y dolor en las palabras, apretaba los puños intentando golpearlo en vano, pero Saruhiko tenía más fuerza.

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⏰ Última actualización: Oct 08, 2017 ⏰

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