Capítulo 5. Hiérete, sáname.

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"Hey, Kenma." Dijo antes de que su compañero despareciera entre el espesor del bosque. "Cuando acabe todo esto... ¿Podremos hablar?"

Kenma sonrió y alzó la vista. "Sólo si quedas de los diez primeros."

¿Cuánto tiempo hemos estado sentados...? Se preguntó Kageyama, avanzando lentamente por el recorrido. No debían haber estado mucho parados pero a pesar de eso notaba que sus piernas estaban algo más fuertes y su cabeza por fin había dejado de dar vueltas. Aunque estaba mejor de vez en cuando le flaqueaban las rodillas; Y ahí estaba Oikawa, estaba para sostenerle cuando viera que iba a caer. Kageyama chasqueó la lengua. Cada vez que le tocaba sentía como si algo se rompiera dentro de él. No quería escuchar los susurros de aquella voz tan cerca de su oreja, no quería notar sus cálidas manos rozar su piel porque estar a su lado no hacía sino avivar la angustia que estaba oprimiéndole el pecho. Los recuerdos de las palabras de Oikawa resonaban en su cabeza como una tortuosa canción y todo comenzó a ponerse oscuro de nuevo.

Oikawa se dio cuenta al instante y le sujetó para que no se cayera. "Hey, hey, no, Kags, venga, que ya queda poco." Dijo con dulzura y cientos de luces se encendieron a su alrededor; La noche había caído y sería peligroso continuar sin iluminación.

"Prefiero caer a esto." Escupió aquellas palabras y clavó sus ojos en esas dos orbes marrones que tanto parecían estar callando. Quería verle sufrir, quería verle sangrar con sus palabras; Pero no lo hizo. Su gesto se apagó y su boca dibujó una triste sonrisa.

"Lo sé."

Con cuidado le apoyó contra el árbol y sus rostros se quedaron a unos pocos centímetros. Los ojos de Kageyama irradiaban tanto desprecio que sentía como si se le estuviera quemando la piel; El odio de alguien nunca le había sabido tan amargo y dulce a la vez. Cometió errores, demasiados, pero de lo que más se arrepintió en aquel momento, mientras su mirada le fulminaba, era de no haberle dicho más veces que le quería porque incluso en ese instante era lo que más le dolía... Los te quiero que jamás había pronunciado, los besos que nunca le había dado, en definitiva todo el amor que nunca le había demostrado... Cómo he podido ser tan idiota... Yo solo quería tenerte a mi lado...

Acarició su mejilla y Kageyama apartó la cara; Aquel frío y distante desamor estaba rompiéndole el corazón una vez más, pero él era feliz, y seguiría siéndolo siempre que pudiera tratar recoger los pedacitos de ese amor que él mismo había roto.

"¡Kageyama!" Exclamó una voz a lo lejos. Los dos giraron la cabeza y vieron una mata de pelo naranja a punto de colgarse de una escalera; Era Hinata y parecía ir bien; Kageyama sonrió por un instante. "¿Te está acosando el gran rey?"

"Está mareado." Espetó Oikawa fulminándole con la mirada. Inoportuno enano.

"Es que no has comido nada. Te lo dije." Soltó una pequeña risita tratando de aliviar la tensión del ambiente. "Puedo ir a por ti y ayudarte."

"Eres demasiado pequeño, por querer hacerte el héroe ambos os caeríais." Contraatacó antes de que Kageyama pudiera decir nada. "Perdona, Chibi-chan, por hoy yo ayudaré a Tobio-chan."

Los ojos de Oikawa se volvieron oscuros y su sonrisa retadora. L-la mi-mirada del gran rey. Kageyama le ha debido de hacer enfadar mucho. Pensó Hinata tragando saliva nervioso. Desde el primer momento aquellos dos ojos marrones le infundieron respeto, incluso miedo, pero en aquella ocasión notó algo diferente, tras la fiereza que manifestaban pudo vislumbrar dolor en su brillar.

"¿Estás bien con eso, Kageyama?"

Se calló por un momento, sopesando la idea de decirle que no, de decirle que fuera a por él y le ayudase a salir de las fauces del lobo; Pero no lo hizo. "Si no sigues avanzando te ganaré." Dijo por fin, fingiendo una casi imperceptible sonrisa. Hinata sabía que pasaba algo pero no podía hacer nada, no tan lejos de ellos. Tras exclamar un "Ganaré", siguió avanzando ágil por las bases. Él debía haber gestionado su energía de una manera mucho más óptima, por no hablar de que a la hora del desayuno incluso le había robado una salchicha a Tanaka.

Quiéreme. (Kuroken)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora