Prólogo de los sonidos

168 10 0
                                    

Cada paso que doy se confunde entre el humo de los carros y el polvo de colores a mis pies. El día late de esa forma en que siempre lo hace en esta época del año, con banderas de millones de colores acariciando las perezosas nubes del cielo. ¿Un secreto? No siempre fui fanático de este tipo de cosas, pero desde que la música se convirtió en mi forma de expresión, las cosas han cambiado mucho. Sobre todo aquí en Milenó, mi ciudad natal.

Creo que me estoy adelantando demasiado. Así que perdónenme y dejen que me presente: Mi nombre es Takeshi Haruno, y este es el reino de Coloreta, hogar de los artistas. O por lo menos lo era, antes de que fuésemos "conquistados" por Wartheom, el continente guerrero. Alias, es allí donde mi hermana gemela, Sakura Haruno, vive. Si, se que se estarán preguntando como es que el hermano de medio minuto mayor es tan sensible y la hermana de medio minuto menor es tan salvaje. No es nuestra culpa, al final, mi madre siempre fue un hueso duro de roer, de esas que matan con la mirada y tienen una temible boca inteligente. Puro intelecto diluido con algunos gramos de belleza, sin contar con que de su linaje han salido los grandes héroes y heroínas de nuestra historia. ¿Papá? Nada que ver. Se pasaba los días pintando en los tejados del castillo, ignorando las advertencias de sus consejeros. No existe ni una sola calle que no estuviese repleta de colores estridentes. Sí, mi padre es como su pueblo. Una mezcla de especias exóticas, bailes hipnotizantes, música viciante y dibujos caóticos. En las plazas, poetas de todas partes del mundo se reúnen a recitar sus versos como si estuviesen tomando café. Escritores y escritoras tienden enormes pergaminos contra las aceras y se sientan a escribir en cualquier rincón, sin orden aparente, sin inicio ni final.

Ya se habrán dado cuenta de las abismales diferencias.

Aún así, mi madre se enamoro perdidamente de mi padre cuando se conocieron hace 27 años atrás. La primera comandante de la élite femenina del país de las guerras infinitas y el príncipe heredero, artista prodigio de la tierra indomable. Un chisme y tanto.

Tiempo después de todas las batallas y prejuicios sociales que tuvieron que enfrentar, nuestras patrias hicieron una alianza.

Es esta mi parte favorita de la historia.

La hermosa y aguerrida Mebuki Haruno se da cuenta del plan malévolo de los monarcas de Wartheon para dominar Coloreta y le advierte a su amante, causando la ira de sus semejantes. Desesperado, Kizashi Haruno le ruega a su padre que la saquen de allí. El rey está de acuerdo, pero Coloreta no es un país que cuente con un ejercito de guerreros, como lo es Wartheon. Kizashi se encuentra entre la espada y la pared. ¿Su pueblo o la mujer que ama? La idea lo tortura tanto que no ha hecho ni un solo gesto artístico en días. El primero en notarlo es su mejor amigo, nada más y nada menos que un hombre de buen corazón y sonrisa brillante, Minato Namikaze. Las personas suelen contarme que durante su infancia, no había un solo día que esos dos no se metieran en malentendidos. Eran la personificación de la felicidad. Siempre bromeando, sonriendo, actuando amables y despreocupados. ¿Otro secreto? Incluso cuando el puesto de mi abuelo era disputado por los dos, nunca hubo una pelea seria. Minato, en su interior, sabe que su amigo está pasando por un momento muy difícil, así que decide ofrecerse como voluntario a la misión. Kizashi lo conoce y le pregunta, antes que otra cosa, que quién es la chica. Minato se ríe abiertamente, rascándose la cabeza, confesando que lo ha atrapado. Su nombre es Kushina Uzumaki, conocida como "La habanera sangrienta". El joven heredero encuentra gracia en el hecho de que ambos se hayan enamorado de dos mujeres tan agresivas, cuando ellos son tan pacíficos. Resulta que mi padre tenía razón, esas dos mujeres, actualmente leyendas entre los nuestros, eran un dolor de cabeza para sus enemigos. Pero en su interior tenían un agujero profundo, causado por un terrible secreto. Lo que necesitaban, más allá de poder, era amor. ¿Y quién mejor que un habitante de Coloreta para entender el concepto del amor? Kizashi no quiere poner en peligro la vida de su mejor amigo, comprendiendo que es un deseo egoísta el desear que Minato lo haga. El rubio, entendiendo todo esto, mira a los ojos de su futuro gobernante y sin parpadear, le dice que no hay otra forma, que no podrá detenerlo. Cuando Minato Namikaze decide algo con tanta fuerza, no existe nada en este mundo que lo pare.

-¿Estás seguro de lo que estás a punto de hacer?

-¿A qué le temes Kizashi? Pensé que eras más valiente que eso.

Kizashi sonríe algo triste.

-Pienso en que no quiero arriesgar a un hermano por un amor.

Esa afirmación golpea a Minato. Incluso cuando él sabe que su vida será un infierno sin Mebuki, Kizashi preferiría eso a vivir sin su compañía.

-Hagamos un trato. Prometo que voy a volver sano y salvo...

-Y con la chica. Digo, me refiero a que vas a traer a Kushina.

Ambos se echan a reír.

-Está bien, está bien. Voy a volver sano y salvo con Kushina. Voy a traerte a Mebuki también. Pero debes jurarme que yo podré escoger el nombre de tus hijos. Además, quiero que ser su padrino.

Kizashi perdió el aire por unos segundos. Esa tradición, la de escoger el nombre de los hijos y sus padrinos, era un acto sagrado en su tierra. Los poetas hacían competencias arduas para ver quien ponía nombre a los príncipes bebés. El padrino o madrina, según fuese mujer o hombre, solía ser una persona de poder, quién pudiese cuidar y proteger al pequeño caso algo les ocurriese a los padres. Ese pedido... No era una broma. Sobretodo por el hecho de que el padrino o madrina tenían el derecho a gobernar si los gobernantes falleciesen, y hasta el día en que el hijo mayor cumpliese la mayoría de edad.

-Está bien, señor Namikaze. Cumple tu promesa y tendrás lo que pediste.

Kizashi sonrió. De cualquier manera, Minato siempre fue su primera opción para padrino. ¿Qué tenía que perder?

-Espera, aún no acabé... Además, quiero que me hagas un favor.

-Claro, es solo decirlo.

-Kizashi, si todo esto sale bien, puede que una gran guerra se avecine. Necesito que convenzas a tu padre de crear un ejercito.

-Minato...

-Ya lo sé. Coloreta es un pueblo pacífico, pero no merecemos morir. Por favor Kizashi, sabes tan bien como yo que nuestra gente quizás no cuente con armas de última generación o con habilidades tan increíbles, pero tienen un gran corazón.

Kizashi suspiró con cansancio.

-Ok. Haré lo posible. ¿Algo más?

-No -Sonríe- nada más.

Así fue como ocurrió. Luego de eso, mi temerario padrino se infiltró entre las filas de Wartheon. Existen muchas versiones de como ocurrió exactamente, pero basta con decir que logró llegar hasta Kushina, quien resultó ser su alma gemela. Kushina tenía aliados entre la realeza, nadie más ni nada menos que Mikoto Uchiha. Juntas, esas tres mujeres eran el terror del planeta, (y de sus maridos). Guerra susurraba el viento en todas las direcciones. Guerra, sangre y sacrificio. El rey descubrió la conspiración, enloqueciendo por completo. En un ataque de ira, mando a sus fuerzas especiales (los anbus) a acabar con la vida de los traidores. El resto lo dejaremos para otro día. Ahora mismo muero de hambre...

Recopilación de One-Shots de Naruto ^.^Donde viven las historias. Descúbrelo ahora