Eran las 8:11 de la mañana y allí estaba ella,como cada día.
Entro a clase con la misma cara triste de siempre,con ojeras y mirando con cara de asco a las dos rubias que se sentaban a mi izquierda.
Era un ritual cada mañana,su bus llegaba siempre más tarde que el mío por lo que me sentaba en mi sitio a esperar su llegada.
Ansioso.
Aquel día teníamos latín a primera hora y aquella clase de bachillerato parecía un horno a mediados de Abril.
La toco declinar los pronombres,pero se confundió, parece que nadie podía equivocarse un poco en algo que se acababa de explicar.
Risas.
Más risas.
Miré su cara y estaba roja y abochornada, las rubias se rieron como era habitual.
Aunque que se puede esperar de dos personas cuyo cerebro esta tan vacío como sus almas.
La clase siguió pero ella ya no estuvo atenta, siempre que la pasaba algo parecido hacía lo mismo,se metía en su mundo y no salía de el hasta la siguiente hora.
Cuando llegó el cambio de clase la vi hablar con su amiga Estela,estaba compungida y con lagrimas en los ojos,los comentarios de la clase la habían afectado bastante más de lo que pensaba.