Día 2

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   La cabeza me da vueltas.

   Creo... creo que tengo un plan. Sí, sí, un plan. Pero es tan arriesgado, tan peligroso y tan acojonante que no me animo siquiera a ponerlo aquí.
Aunque supongo que si quiero que esto sea lo más detallado y preciso posible, necesito escribir algo tan importante. Aquí voy:

   Ayer, después de cenar, fui hasta el cuarto de mi hermana a pedirle que me prestara su pendrive. La cuestión es que estaba mirando una película y de tan curioso que soy le pregunté de qué se trataba. Me dijo que era sobre un asesino al que le encargaban matar a una princesa, pero siempre estaba rodeada de guardias, por lo que no podía escabullirse y simplemente hacerlo. Me sentí tan identificado, que me puse a verla con ella.

   El plan de este tipo era, entonces, convertirse en el lacayo personal de esta chica, de tal forma que pudiera acercarse tanto como para matarla y salir limpio. Pero para llegar a esto debía trabajar mucho: alistarse como sirviente, forzar un par de encuentros casuales con la princesa, ayudarla y montones de cosas más hasta ganarse su confianza.

   Dejé de verla en la parte en que ya había conseguido acercarse lo suficiente, total ya sabía cómo terminaría. Me pareció una muy buena película de acción.

   Hoy cuando me desperté el plan había llegado a mí en forma de sueño. ¡Es perfecto! Sólo tengo que hacerme tan amigo de Ternabis como para ganarme su confianza, ¡y entonces destrozarlo sin que siquiera sospeche que he sido yo!

   Pero el gran problema de este plan es que me da asco la parte de ser "amigo" de Ternabis. No sería difícil acercarme, el chico es un blandito (recuerdo que cuando me tocó sentarme a su lado en literatura, lo ví esconder la cara y secarse un par de lágrimas mientras leíamos un poema, já), cualquier excusa podría ser suficiente. Pero realmente aborrezco la idea de tener alguna especie de vínculo con ese tipo. Sé que debo anteponer mi misión ante todo para poder tener éxito, ¡pero...! ¡Pero me da asquito en serio!

   Está también el hecho de que mientras más cerca esté de él, más podré saber y más facil será mi misión. Incluso podría descubrir qué hace en Absurde.

   ¡Aaaaaaagh! ¿¡Por qué se me ocurren cosas tan geniales pero tan desagradables!?

   Cuando llegue a la escuela intentaré mi primera jugada.

***

   La táctica que utilicé estuvo fríamente prevista y calculada: cada vez que me cruzaba a Ternabis y me decía algo ofensivo lo ignoraba, así logré captar la atención de todos y, sobretodo, la suya. "¿Alex no le contestó a Gale? ¿Qué le pasa, estará enfermo?" Especulaciones corrían de aquí a allá, sin faltar por supuesto el comentario de "que malo es Alex, siempre haciendo sentir mal a Gale". Tch, como si no fuera lo mismo de su parte. No lo entiendo, es como si cada mierda que sale de su boca se convirtiera en flores para los demás, sea lo que sea. ¿Ya dije que lo odio demasiado?

   El almuerzo vino con el plato fuerte de esta jugada (ay, soy tan gracioso): en el patio, el idiota Ternabis me abordó, preguntándome si me encontraba bien (porque el es taaaaan bueno y se preocupa por los demás). Le contesté que no, blandiendo mi mejor cara de circunstancias. Aunque no los viera, sabía que montones de estudiantes nos observaban, silenciosos, a la espera de la primera plana de la gacetilla escolar de mañana. Ni por asomo imaginaban lo que estaba por ocurrir.

   —Estoy harto Gale —declaré mirándolo fijamente a los ojos.

   —¿Que ocurre Alex? Estás muy raro hoy, no jugaste conmigo cuando nos encontramos —Su carita de falsa inocencia me dio náuseas.

   —Para mí no es un juego Gale —Esto de los nombres ya se estaba poniendo novelesco. —En serio me hiere cuando me tratas así —le solté en tono lastimero, simulando sentirme francamente dolido.

   Su expresión de sorpresa me provocó algo extraño. No sé, como esa sensación que tienes cuando ves a un niño sorprenderse. De todas maneras solo la ignoré.

   —Alex... —Otra vez mi nombre. ¿Pero que es esto? ¿Un puto shojo? —N- no tenía idea de que te sintieras así —Oh vamoooos, es un imbécil. No había ninguna necesidad de decir eso con esa cara tan...

   Bueno, de hecho sí. Si bien los que estaban más cerca podían oírnos si levantábamos un poco la voz, la mayoría de los que nos miraban no podían, por lo que interpretarían la situación de acuerdo a nuestras acciones. Decidí que usaría eso a mi favor, al igual que él.

   —Gale... —Sí, a mí también se me dió por los nombresitos. —...¿por qué siempre nos peleamos? A mí no me gusta, sólo respondo a tus provocaciones. Ni siquiera sé por qué me odias tanto —Coroné aquella frase con unos ojos humedecidos acompañados de la mayor aflixión que mi rostro pudo expresar. Gracias Holly-sensei, Maestra del Chantaje, por iluminarme con tus enseñanzas.

   Entonces ¡boom! Todos murmurando. No sé si habré conseguido que piensen mal de Ternabis, pero sí que por lo menos se replanteen su imagen de él. Por otro lado su cara fue digna de ser retratada y colgada en mi cuarto: ojos muy abiertos, boca fruncida en una mueca y cejas alzadas irrealmente, era una maravilla.

   —A-Alex, yo... yo no sabía que te sentías así... —dijo, mientras se sentaba a mi lado, rodeándome con un brazo. La integridad de mi papel estuvo a punto de desvanecerse en una mezcla entre descompostura estomacal y estruendosa carcajada. Esto ya era demasiado. —Desde ahora —prosiguió —juro que le prestaré más atención a mi trato hacia tí.

   —Eso sería genial Gale —acoté con una sonrisa, poniéndome en pie para zafarme de su brazo (que ya me estaba incomodando bastante) y luego mostrarme nervioso. —Me... me gustaría... —Medio fingí que dudaba, medio era en serio. Lo que estaba por decir era terrible. —...que fuésemos amigos —concluí por fin.

   —¡Claro! ¡Por supuesto que sí Alex! —contestó de inmediato, sin titubear, sin arrepentirse, como si ya supiese lo que iba a decir. Wow, de verdad era muy bueno en esto. —Desde hoy, seremos amigos Alexander —Y me tendió su mano derecha. ¿Será que este tipo en verdad me odia tanto?

   Una parte de mí se sentía muy extraña, quizás era porque no podía creer que todo estuviera siendo tan fácil. Eso significaba que de ahora en adelante tendría que pasar bastante tiempo con Ternabis, ¿no es así? Mi plan estaba yendo de maravilla, ¿no es así?

   Entonces por qué cuando estreché su mano, cuando una exclamación de asombro general se extendió por los estudiantes que nos observaban, cuando la primera etapa del plan ya estaba asegurada...

   ¿Por qué sentía que un largo y oscuro camino se extendía ante mi?

El Plan PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora