La noche ya estaba empezando a caer a la poblada ciudad de Tokio.
Me había encargado de traer a Len hasta su casa después de clases.
Tenía muchas llamadas perdidas de Neru, pero no conteste ninguna.
Estaba tan ocupada, consumida en mi propia agonía, que no tuve tiempo de corresponder a sus llamadas.
—Miku, ¿quieres una taza de té? —Pregunto Rin sentándose a mi lado. —Gracias por haberte tomado el trabajo de traer a Len...
—Sí, por favor. —Asentí—No fue nada, yo haría todo por Len...—Rin pareció comprender & se retiró sonrientemente.
—Len-kun... espero que puedas perdonar mi error...—Dije entre sollozos, mientras acariciaba su dormido & angelical rostro.
—Miku...—Murmuro entre sueños—Yo si correspondo a tus sentimientos... Más bien, correspondía...
Hice un esfuerzo por intentar deducir que era lo que quería decir, pero Rin llego con mi té & me quito de mis confusos pensamientos.
—Aquí tiene, señorita. —Me dedico una sonrisa & me entrego el té.
Como si fuera una poción mágica, el té hizo que recuperará las energías que había perdido...
Estaba a punto de irme de la residencia Kagamine, pero alguien me detiene, consiguiendo llamar mi atención.
—Miku, quédate... Dicen en la televisión que se avecina una tormenta & tú vives lejos & no trajiste nada para protegerte de ella...—Su mirada reflejaba seriedad, no podía decirle que no.
—Rin, con más razón... No puedo quedarme & aprovecharme de tu gentileza... yo...
—¡Tonterías! A mí me encanta que te quedes... Incluso podríamos organizar una pijamada de chicas. & también podrías ayudarme a cuidar de Len...—Sería un poco grosero admitirlo, pero con lo último terminó de convencerme.
—Entonces, ¿qué esperas? ¡Preparemos esa pijamada! —Asentí sonriente & nos aproximamos corriendo escaleras arriba hasta la habitación de Rin.
Preparamos todo para la pijamada hasta que por fin el sol se escondió detrás de esos edificios de concreto, & Rin se fue a preparar la cena.
Mientras Rin cocinaba, yo me quede haciéndole compañía a Len.
Al parecer, en este corto periodo de tiempo, Len había agarrado fiebre, una fiebre muy alta.
Cuando la cena estuvo lista, Rin & yo comimos en silencio, sin intercambiar palabra alguna...
& luego fuimos a llevarle lo que sobro a Len.
Pero esa noche... esa noche ocurrió algo que no me esperaba que fuese a suceder.
—Miku... escúchame.
—¿Qué? ¿Q-quién e-eres?
—Solo escúchame. Mira, yo se algo importante... Algo que sin importar las consecuencias que traiga, tú también debes enterarte.
Yo me encontraba sentada en un banco, en la oscuridad, rodeada por la penumbra.
Mientras una mano me sujetaba fuertemente & me alejaba de aquel siniestro lugar.
Lo único que pude ver con nitidez fue un cabello corto & verde, con unos ojos de igual color, ocultos por un par de anteojos gruesos & rojizos. Una sonrisa cómplice emanaba de su rostro, como si estuviese tramando algo...
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