o-o-o-o-o-o-o-o-
He estado antes aquí.
pero no sabría decir cuándo,
conozco la hierba que hay más allá de la puerta,
el aroma sano y penetrante,
el rumor acompasado, las luces de la costa. Habías sido mía antes,
no puedo decir cuánto tiempo hace de ello; pero justo cuando te giraste
para ver volar la golondrina,
un velo cayó y lo supe todo de los tiempos pasados.
DANTE GABRIEL ROSSETTI.
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¿Hacerlo o no hacerlo? He ahí el dilema. En toda su carrera de médico y más específicamente como psiquiatra, Michael Dillman no había visto nada igual y, aunque esta todavía no era muy larga, sí lo suficiente para haber tenido las experiencias que le avalaran para decir que aquel suceso que estaba ante sus ojos era extraordinario. Es por eso que miró con cierto recelo la agenda del día siguiente. Ahí estaban ellos, uno tras el otro.
Mientras se daba pequeños golpes en la frente con la mano empuñada recargado sobre el escritorio de su consultorio, se seguía debatiendo entre si hacía bien o mal en colocarlos de esa manera. Le había dicho a su secretaria, Maggie, que de manera intencional, le diera al señor Samuel Mackay la siguiente cita después de la señorita Amanda White o viceversa. Quería probar si su teoría tenía una buena base como para pensar que lo que había ido aconteciendo durante las últimas diez semanas tendría algún final común o no.
De ser la respuesta positiva, estaría contemplando algo insólito que tambalearía seriamente su carrera, sus bases científicas pero sobre todo, su vida. Si no fuera así, sólo corroboraría lo que ya sabía: que el ser humano es un ser perecedero y que muchas cosas que se creen acerca de la posibilidad de la inmortalidad no son más que un producto fantasioso que fabrica la mente con el fin de buscar ansiosamente la mínima posibilidad de la posteridad. Y eso, le daría paz.
- ¿Qué pasa, Michael?
La voz de su colega en el hospital, Patricia Lipton, le sorprendió al punto que pegó un respingo que por poco le tumba del asiento.
- ¡Oh, perdón!- dijo, divertida –No pensé que estuvieras tan concentrado en lo que sea que estés concentrado.
- Anda, ríete- le respondió serio, cruzando los brazos sobre su pecho.
- Lo siento- volvió a repetir, riendo - ¿Dime, qué te sucede? ¿Te puedo ayudar en algo? Te veo muy pensativo o ¿preocupado?
Sin dejar de mirarla, inclinó su espalda hasta pegar con el respaldo del asiento y puso sus brazos atrás de la cabeza.
- Sí, tal vez puedas ayudarme, dime Patty ¿qué piensas de la reencarnación?
- ¿Reencarnación?- se sorprendió por la pregunta – Bueno, sé que es una creencia oriental acerca del supuesto retorno de las almas...
- No, no, no- le interrumpió –No te estoy preguntando si sabes qué es, mi pregunta es: ¿qué piensas de eso?
- No creo en ello...-titubeó - Más bien, no lo sé.
- No contestas lo que te pregunto- espetó impaciente, echándose hacia adelante, ella frunció el entrecejo – Muy bien, te cambiaré la pregunta ¿Qué pensarías que yo, Michael Dillman, graduado con honores de la escuela de medicina de Columbia y especializado en psiquiatría en Harvard, ahora jefe del Departamento de psiquiatría del hospital St. Joseph de esta hermosa ciudad de Chicago, te dijera que posiblemente estoy a punto de comprobar si eso puede ser verdad?
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Los lazos del amor
RomanceLa vida del reconocido psiquiatra Michael Dillman se ha visto trastornada a raíz de una serie de acontecimientos inusuales en su consultorio. Su pensamiento científico no logra entender cómo dos pacientes que no se conocen están narrando experiencia...