Persecución

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Damon:

Lo siento, las cosas no resultaron como esperaba, en lo absoluto. Eva... ella no es quien dice ser, o al menos quien quiere hacernos creer que es. Siempre se había mostrado tan amable con todos nosotros. Bondad era la palabra que la describía mejor. 

Los ángeles estamos divididos en rangos, y si bien ella no es un serafín, siempre ha estado al mando. Es nuestra conexión directa con "los jefes", hasta ahora pensé que simplemente se refería a los ángeles de mayor rango, los únicos seres en contacto directo con el Gran Maestro.

Era mi fe ciega, mi credibilidad hacia Eva y quien sea que está sobre ella. Nos mintieron... otra vez. Había comenzado a sospecharlo, pero como nuestros orígenes estaban en juego dejé a mis jefes en un segundo lugar. Después de todo, llevo haciéndolo un largo tiempo, ¿qué mal podría causar?Fue un error, un grave error.

Hice lo que acordamos, necesitaba respuestas y decidí buscarlas directamente de la fuente. Descarté la idea de preguntarle a Eva directamente, supongo que es algo que debo agradecerte a ti y a toda la paranoia que me has estado inculcando. Todos aquí conocemos sus horarios, y así esperé a que se fuera para adentrarme en su despacho. Si, en el cielo también tenemos cosas materiales solo para que te enteres. 

Esperaba encontrarme cualquier cosa. Se nos tiene terminantemente prohibido ingresar allí, pero al tratarse de seres celestiales y llenos de luz nadie jamás pensó en dificultar su entrada. Nuestra palabra sobre nunca entrar es suficiente. Por fortuna jamás juré nada, al menos no directamente. Puede que esté metida en todo esto pero romper juramentos es algo que no estoy dispuesta a hacer... al menos por el momento. Si algo que han enseñado estos últimos días es que jamás puedes saber cómo serán las cosas. JAMÁS. Y pensar que yo me burlaba de los humanos y de su patética existencia en la que ni siquiera son capaces de entender de dónde provienen realmente. Al menos ellos viven en la ignorancia y no en una mentira milenaria. 

En definitiva, ingresé en el despacho de Eva. Un lugar bonito si te soy sincera, pero al que en estos momentos no desearía volver jamás. Todo era blanco e inmaculado, perfectamente ordenado. Daba la sensación de que mi sola presencia desentonaba con el lugar y que mi sola aura me delataría. No es que sea un ser reacio a la superstición, pero parecía que algo mítico reinaba en ese lugar... incluso para alguien como yo. Cada célula de mi cuerpo gritaba que saliera de allí, pero no lo hice y seguí caminando. 

Allí, situado justo frente a mí había un gigantesco escritorio blanco. Sobre él una especie de aparato muy parecido a lo que los humanos llaman computadora, pero no solo era táctil y la imagen se veía directamente sobre la superficie del escritorio, sino que tenía una capacidad de almacenamiento mágico que jamás he visto. 

Comencé a buscar. Cualquier cosa que llamara mi atención o pudiera estar relacionada con nuestro origen, y lo encontré. Una especie de crónica virtual mágica que guardé. Pero no pude verla pues en ese momento Eva volvió a entrar y al verme las cosas se volvieron un poco feas. 

Los ángeles podemos ser realmente vengativos y muy buenos en la lucha. ¿Eva? Es la representación misma de todo lo que somos. De alguna forma sabía qué estaba haciendo allí y porqué. Lo vi en sus ojos, pero en ellos lejos de haber respuesta o compasión había furia asesina. Dicen, que cuando los ángeles realmente ven peligrar lo más preciado que tienen un fuego celestial nace en ellos. Nos dota del poder más grande del universo. Yo pensaba que era mentira, pero al vivirlo con ella allí queriendo asesinarme supe que si bien casi todo es mentira debemos andarnos con cuidado con las partes que son verdad.

No me dejó ir precisamente. Y la única razón por la que estoy escribiendo esta carta ahora en vez de estar en un rito funerario es porque cuando Eva quiso quitarme mi energía simplemente salí disparada por una ventana haciéndola añicos y utilizando casi mi última gota de magia para teletransportarme. No se en dónde estoy y creo que es una de las dimensiones desconocidas. Todo es sombra y rocas, no percibo ningún tipo de vida aquí y jamás he estado más segura de mi soledad.

Pero claro, eso tampoco creo que te interese. Tengo la información, pero hasta recuperarme el único rastro de magia que me queda es el portal que utilizamos para enviarnos cartas, y solo porque tú también haces parte del trabajo. Por eso no puedo mostrártelo, aún. Ni siquiera yo misma sé qué es lo que tengo en mis manos. Pero sé que es valioso, muy valioso. Eva no se hubiera arriesgado a terminar con uno de los suyos por nada, y mucho menos estaría invirtiendo gran parte de los recursos del cielo en encontrarme. 

Supongo que tampoco debería contarte todo esto. Podrías utilizar esta información a tu favor y atacar en cielo justo en este momento, cuando son indefensos por buscarme a mí. Quizás ese era tu plan desde un principio. Un plan descabelladamente brillante. Es irónica la vida ¿no crees? luego de asegurarte una y mil veces de que no podrías conmigo no solo pudiste hacerlo sino que también lograste dejar indefenso a todo mi mundo. Pero a estas alturas Damon, ya no me importa. No se quién soy, no tengo hogar, magia ni lugar a donde ir. La única persona con la que puedo comunicarme quizás sea la causante de todo esto y sin embargo ya no me importa. Quién lo hubiera dicho, pero ya me cansé. Estoy harta de todo esto, y que dios me perdone pero que se vayan todos al infierno. 

A

Dear Demon © #EscribeloYaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora