Matthew (Canadá) x Lectora

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Ok (T/N) hoy es el día, tú puedes! solo toca la puerta.

Te decías así misma. Te encontrabas fuera de la casa de Matthew, aquel chico tímido, tierno, rubio de ojos azules , del cual estabas enamorada...
Si, enamorada.

¿Por qué de un chico tan tímido?
Ni tú lo sabías...

Te había enamorado lo tierno que era, además era atento y amable.
Te encantaban sus ojos, su cabello, todo...

Vamos, tú puedes...solo toca la pue...

La puerta se abrió dejando ver a aquel chico que te fascinaba, el cual estaba agarrando su peculiar oso, kumajiro...

–Ho-hola (T/N)...

–Matthew! Hola! —lo abrazaste.

–Escuché ruidos afuera, al parecer eras tú —dijo con su voz suave y baja.

–Si, era yo -dijiste riendo tontamente.

–¿Quieres pasar? —dijo sonriendo.

–Claro, claro, gracias —dijiste entrando a su casa.

Era una casa muy bonita, y tenía un delicioso olor a miel impregnado en el aire.

–¿Quieres algo?

–No...osea si...hablar contigo.

–Oh...pues, te escucho –sonrió y se sentó en un sofá.

Hizo una seña, a la cual correspondiste sentándote frente a el.

–Bu-bueno, yo...es algo importante...

–Está bien... —dijo casi en un susurro.

–Y-yo te tengo que, que decir...que tú...tú... —miraste el piso.

–Uh...¿yo? ¿pa-pasa algo? no debes decirme si no quieres...

–T-tú....tú... —respiraste hondo—. ¡Tú me gustas mucho! —dijiste muy rápido.

Miraste al canadiense, que tenía cara de sorpresa, y notaste que pronto sus mejillas se ponían rojas, igual que las tuyas...

–(T/N) ¿E-eso es cierto?

–Si! —tomaste todo el valor posible—. Me gustas mucho, eres muy lindo, agradable, atento, te amo Matthew...

El chico solo atinó a esconder sus ruborizadas mejillas tras kumajiro.

–E-está bien si yo no te gusto, tenía que decírtelo...creo que te estoy poniendo incomodo, mejor me voy... —dijiste y te levantaste en dirección a la puerta.

–N-no! (T/N) espera! —dijo y tomó con delicadeza tu mano.

Ahora si sabías que tus mejillas estaban en un tono extremadamente rojo.

–¿Si?

–T-tú también me gustas (T/N)

–¡¿E-en serio?!

–S-si...pero no sabía como decírtelo, me daba vergüenza... —dijo mirando al piso.

–Oh Matthew! —lo abrazaste.

–T-tú, ¿serías mi novia? —dijo soltando su osito y tomando tus dos manos.

Habías esperado tanto por esas palabras, estabas tan feliz...

–S-si!! por supuesto! —lo abrazaste fuertemente.

–Ahora, quiero hacer algo... —dijo separándose un poco–. (T/N) ¿T-te puedo besar?

Sinceramente no sabías como ese chico podía ser tan tierno, en todas las ocasiones.

Tus mejillas volvieron a teñirse de un rojo intenso...
Solo procediste a asentir con la cabeza, a lo cual el canadiense sonrió.

Se acercó a tu rostro, y te dio el beso más dulce que pudiste haber dado en la vida.
Sus labios sabían a la dulce miel de mapple, pero aun así, ni la miel se compara con lo dulce que fue su beso...

Hetalia One-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora