Detrás de mi sonrisa.

54 3 0
                                    


 El reía a carcajadas, ella sentía que estaba cortando su corazón en simples trozos, como si de papel se tratase.

-¿Cómo pudiste pensar que yo podría interesarme en una insignificante y patética humana como tú?- Su risa resonaba en todo el salón.

 Las amargas lágrimas, se escurrían por los bordes de sus mejillas, no parecían tener control alguno. Cayó al suelo de rodillas y apretó fuertemente sus manos formando puños, llenos de frustración, mientras él seguía riéndose.

....

 La brisa que jugaba con las coloridas, y algo arrugadas, hojas de los arboles, en una cálida danza, anunciaban el comienzo del otoño. La chica acomodo, entonces, su largo cabello castaño, ya que, también este bailaba con ayuda de la fría ventisca, despeinándola completamente. De pronto, una fuerte ráfaga de viento causo que su bufanda favorita, se escapara de cuello y se dejara llevar por la corriente de aire.

-¿Así cuidas la bufanda que te regale, tonta?- El chico, pálido como la nieve, atrapo rápidamente la bufanda rosa y la sujeto fuertemente, con cierta irritación.

-Tsk...Solo se me escapo, Kanato-Kun....- Se acerco a él, lentamente, tratando de no verlo a los ojos, eso la ponía nerviosa. Ella tomo la bufanda y la vistió en su cuello desnudo, ante la fija mirada del vampiro.

-Que descuidados son los humanos... ¿No lo crees, Teddy?_ Le pregunto a su querido osito. Pasó junto a ella y siguió su camino por el jardín, ante la absorta mirada de la chica.

Una vez que ella comprobó que él se había alejado lo suficiente, hundió su rostro en su bufanda y dejo que el intenso color rojo se sembrara en sus mejillas.

-"Al menos esta vez no lo noto..."- Se dijo para sí misma, mientras acomodaba su bufanda y entraba a la mansión.

-¡Ah, Banco de sangre-Chan!, Al fin has llegado, ¿Eh?- Dijo, saludándola, el castaño con una sonrisa burlona.

-¿Otra vez con eso, Laito?, ¡Ya te he dicho miles de veces que no me digas "Banco de sangre- Chan"!, ¡Dime Miko-Chan!- Respondió ella, mientras hacia un puchero.

-Oh, vamos... ¿Ya te has puesto de mal humor tan rápido, Banco de sangre-Chan?, ¿Qué te ocurre ahora?- Miko se sentó junto a él en el sillón y agacho la cabeza.

-Ya te lo imaginas...- Dijo con un evidente tono de amargura.

-¿Otra vez ese idiota ignorándote?, ¿Quieres que le esconda a su osito de nuevo?- Ella sonrió.

-Déjalo, no tiene caso. Se como es y...y debería aceptarlo- Suspiro pesadamente, el sonrió.

-A me agrada mas la idea de "jugar" con las mujeres, que de ser serios con ellas...-Soltó una pequeña risita- Estoy seguro que Kanato no pensara muy diferente a mi- La chica reflexiono unos instantes lo que acababa de explicarle Laito.

-Pues...Tienes razón, supongo- Se levanto y se estiro- Me iré a recostar un rato...

-Eres muy valiente para dormirte bajo el mismo techo que conmigo...- Leito sonrió perversamente- Y que con mis hermanos...claro.

-Y tu eres muy valiente para intentar robar mi sangre- Después de mostrar su lengua, ella se retiro a su cuarto.

....

 Dio un salto y se arrojo a su cama. Estaba realmente cansada, como si no hubiera dormido hace días, además, su cama era demasiado cómoda, incluso se hundía un poco en ella. Se quito la bufanda y lo observo detalladamente, luego sonrió.

-"Que idiota que soy algunas veces..."- Los recuerdos se entrometían en su cabeza, molestándola- "¡No, no, no!, ¡No pienses en el!"- Se ordeno a sí misma, aunque era inútil, el permanecía constantemente en su mente y en su corazón.

 Sin darse cuenta, sus parpados comenzaron a cerrarse y el sueño la venció, finalmente.

-¡Teddy!, ¡Teddy!, ¿Dónde estás?- Ella se despertó bruscamente. Se levanto y mientras refregaba sus ojos para aclarar su visión, vio pasar a Kanato por la puerta de su cuarto.

-¿Kanato-Kun...?- El se sobresalto un poco y la miro- ¿Qué ocurre?

-¡No encuentro a mi Teddy!- Respondió mientras sus ojos comenzaban a ponerse húmedos.

-Ya...Tranquilo...- Dijo acercándose a él con una sonrisa- Lo buscaremos juntos- El asintió, mientras la seguía, rumbo al salón principal.

-¡Teddy!- Exclamo de nuevo.

-Dime... ¿Dónde lo encontraste la última vez que lo perdiste?- Pregunto Miko, acercándose a él.

-Bajo los almohadones del sillón...- Dijo señalando el sillón a unos metros de ellos.

 Ella se acerco al sillón y rebusco un poco entre los almohadones, al no encontrar nada, se agacho y miro bajo este. Allí estaba.

-"Leito no es muy creativo con los escondites de Teddy, realmente"- Pensó mientras alcanzaba al osito, estirando el brazo- ¡Aquí esta, Kanato-Kun!- Exclamo, entregándoselo a su respectivo dueño.

-¡Teddy!, ¡Ven aquí!- Kanato abrazaba fuertemente a su osito, parecía un niño pequeño. A ella se le dibujo en el rostro una sonrisa, ver tan alegre a Kanato... la hacía, verdaderamente, feliz.

- Por nada...

-Gracias por encontrar a mi Teddy, Miko-Chan...- Desvió la mirada hacia el suelo y se inclino un poco ante ella.

-D...de acuerdo, me iré a mi cuarto si ya no me necesitas...- Trato de esconder su sonrojo como podía, pero le resulto inútil.

-¡Espera!- Kanato tomo a Miko fuertemente de la muñeca- Teddy quiere que te lo agradezca de alguna manera... ¿Hay algo que quieras?- El rubor aumentaba su intensidad.

-"¡A ti!, ¡Te quiero a ti!"- Gritaba su subconsciente- Ehh...N...no, nada. No te preocupes por mi...- Respondió ella, al mismo tiempo que desviaba la mirada, tímidamente.

-¿Otra vez con ese estúpido sonrojo?- Observo, algo molesto.

-¡Cállate!, ¿Sabes que me gustaría?

-¿No ser tan tonta?

-Que me trates mejor, Kanato-Kun...- El soltó una carcajada.

-¿De veras?, ¿Y que mas quieres?, ¿Qué me case contigo?- Volvió a reírse, ella agacho la cabeza.

-Eres un idiota...- Luego de decir eso, huyo corriendo hacia el jardín.

 Ya sentada en el césped, refregó sus ojos, tratando de limpiarlos con las mangas de su sweater.

-¡Soy una estúpida!, ¡Una estúpida!- Expreso entre sollozos.

-Eso no es novedad, Baka-Chan- Ella levanto la vista y se encontró con unos profundos ojos esmeralda, que la observaban atentamente.

-Eres tu Leito...- Dijo, limpiándose una vez más.

-¿De qué te sirve llorar, tonta?- Extendió su mano a ella, entregándole un pañuelo de seda, bien bordado.

-Es que...a veces no encuentro otra forma de descargarme...- Al terminar de limpiarse, guardo el pañuelo en uno de los bolsillos de su jean.

-Encima...Lo ayudaste a buscar su estúpido oso de peluche- Rió levemente- Patético.

-No me ayudas, Laito- Contestó enfadada.

-Ya, ya...Deberías prestarle menos atención, tonta- Replico sonriendo.

-No puedes no prestarle atención a la persona de la que estas enamorado hace tres años...

-Bien...A veces las personas se enamoran de quienes no deberían...- Expuso con cierto aire melancólico, mientras la observaba de reojo, pero rápidamente cambio eso por una gran sonrisa- Solo debes aprender a vivir con ello.

-Gracias, Laito...A veces eres idiota, pero eres mi idiota favorito- Dijo ella sonriendo.

-Que mala eres, Banco de sangre-Chan...

-¡Que ya no me digas así!

Tu juego, mi perdición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora