La hora nueve.

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Besos dulces más dulces

para la hora nueve,
para la hora ocho,

para la hora siete,

para la hora siempre.

Aquella voz recitaba en la lejanía de mi habitación.

Nuestros labios enfrentados en una batalla campal por el control.

Miedo y desesperación destilaban nuestros ojos.

Miedo de dejarte, de abandonarnos.

La hora nueve fue tu llegada y no quería saber del final.

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