Repetiré tu nombre una y otra vez
hasta que pierda sentido y significado para mi,
como cualquier palabra irrelevante
que luego de mucho decirla parece molesta siquiera de escuchar.
Repetiré tu nombre
hasta que mis labios se desgasten,
hasta que el dolor de estos sea mayor que el de mis sentimientos
y pueda, por fin,
borrarte de mi alma
y de mi estúpido corazón.