Capitulo 4

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me desperté en posición fetal en el suelo, la habitación estaba como lo había dejado: vuelto un desastre. El sol se asomaba por la ventana irritablemente,  me levante un poco mareado y busque entre ese desastre mi teléfono, al cabo de un rato lo encontré debajo del colchón eran las 6:10 de la mañana <No puede ser> me dije a mi mismo. Era demasiado temprano, me sentía exhausto ya que no pude dormir nada anoche, mi mano estaba un poco hinchada y aún seguía latiendo de dolor, respiré hondo y camine hacia la puerta se abrió solo un poco porque había una gaveta en el suelo que impedía abrirla completamente. Intenté apartarla con el pie pero era muy pesada y sonaba al moverse, me agaché para quitarla y para cuando volví a incorporarme me lleve un gran susto cuando de la nada vi a Alex parado frente a mí observándome atentamente.

— ¿Qué estás haciendo? — me dijo intentado ver por encima de mi hombro hacia la habitación

—¿Qué te importa? — le contesté y cerré la puerta en su cara. Pasaron unos segundos cuando recordé que lo que en realidad iba a hacer era ir al baño.
Suspiré y volví a abrir la puerta. Alex seguía ahí, mirándome con una ceja levantada

—Voy al baño — dije. Le pase por un lado y pude oír una pequeña risa que provenía de él. Ese estúpido se burlaba de mi pero decidí ignorarlo y seguir con lo que iba a hacer.







Salí un momento al patio a respirar aire fresco, me sentía asfixiado adentro de la casa caminé por la orilla de la piscina y llegue a la mediana Churuata de cerámica que teníamos. Ese lugar me traía tantos recuerdos de Estela y yo hablando y riéndonos sin parar; su voz chillona aún la tenía presente sobre todo cuando se molestaba y empezaba a recordarme cada error que tuve desde el principio de nuestra relación hasta una semana antes del suceso. ¿Cuando será el día en que su fantasma dejará de atormentarme? ¿Cuando será el día en que vuelva a hacer feliz? O ¿Yo no volveré a hacer feliz nunca más? <¡Maldita sea!> me dije a mí mismo. Odio mi vida ¿Por qué tengo que pasar por estas cosas? ¡Quiero dejar de pensar!, ¡Quiero dejar de sufrir!, ¡Quiero dejar de respirar! ¡Quiero... morirme!

En eso mi padre llego y se sentó a mi lado.

— Déjame solo — le dije dándole la espalda

—¿Te sientes mejor? — me dijo

—¡Déjame solo! — volví a insistirle

— Lo haré después que me escuches — me dijo buscando verme a la cara pero yo no me dejaba — Mañana empieza tu primer día en la universidad ¿estás nervioso?

Yo no respondí pero él prosiguió:

—Estoy seguro que lo hubieses estado hace cuatro años — sus palabras eran calmadas — Andres y yo te acompañaremos y luego te iremos a buscar

Yo me levante de golpe y camine hacia la casa sin decir ni una sola palabra

— ¡Estoy hablando contigo! — me dijo en tono fuerte y grabe. Me detuve de golpe y apreté los puños, estaba hecho una furia. — Mírame a la cara cuando te este hablando

Me volteé lentamente y lo mire fijamente a los ojos. Él estaba molesto. Muy molesto.
— Estoy cansado de tu misma actitud de siempre, ¡No lo toleraré más!

— Yo también estoy casando que me traten como un niño pequeño ¡Siempre es lo mismo! ¿Por que no me dejan en paz — cada palabra me pesaba

—¿Aún no te has visto en un espejo? Actúas igual que un niño pequeño, Anthony

— ¡Ya, por favor! ¡Déjenme en paz!— dije exhausto. Mi padre se quedo un momento en silencio y luego dijo:

— Tu primera clase comienza a las 8:00 am — caminó hacia la casa pasándome por un lado.

— Papá ¿acaso no escuch...

— Más te vale estar listo a esa hora o sino yo haré que estés listo a tiempo — dijo interrumpiéndome

Cuando el se volteó yo agarré aire y abrí la boca para desahogarme pero antes de que saliera el grito mi padre continuó:

—Ah, por cierto — agregó — ¡Qué bonito dejaste el cuarto! Lástima que tendrás que dormir en suelo mientras lo vuelves a dejar como estaba. Y ni pienses en pedirle ayuda a tus hermanos

Por fin se metió a la casa.

Quedé complemente indignado ya ni gritar podía lo último que vi fue la pared de la Churuata justo antes de golpearla con la mano que tenía lastimada y doblarme del dolor.

¡Maldita sea!

A travez de mis ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora