Capítulo 1

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La brisa matutina del sábado, se abría paso entre las cortinas blancas e inundaba toda la habitación, mezclándose con el aroma a tabaco y ron de una noche anterior,  mientras Aarón despertaba. 

—¡Hmm! —Se quejó al sentir unas dolorosas punzadas en sus sienes, era lo menos que podía esperar después de los recientes excesos, pero claro está que no lo recordaba.

Abrió los ojos lentamente para que la luz no lo cegara, al deshacerse de las sabanas sintió que estaba acompañado. Una hermosa joven rubia estaba en su cama dormida, al incorporarse a ver de quien se trataba, se sorprendió al reconocer a Emma García, la misma chica que siempre lo molestaba y aseguraba odiarle, ¡estaba desnuda en su cama!

Se vistió con lo primero que encontró y salió de su habitación, como todos los días vio a su padre sentado frente al comedor leyendo su periódico mientras disfrutaba de su tradicional taza de café, vio también que su mamá y su hermano Óscar desayunaban. Pamela, la hermana menor de los tres como de costumbre, no se encontraba.

—¡BUENOS DÍAS! —Todos lo escucharon pero solo su hermano le sonrió nervioso. Sus padres lo miraron también con una mezcla de molestia y tristeza. Ellos pensaban  que habían fracasado en educar a Aarón y por ello estaban por comunicarle algo muy importante.

—Tenemos que hablar —Dijo Amanda su madre, con voz enérgica —. ¡Siéntate! — Un escalofrío recorrió la espalda de Aarón pero el solo lo ignoró, muy en su interior ya esperaba esta conversación con sus padres.

—Pasarás las vacaciones en casa de tu Tía Marian —Aarón tensó su mandíbula en disgusto.

—Pero... —dijo Aarón.

—¡Cállate! — Su padre cerró al fin su periódico y lo fulmino con la mirada obligándolo a guardar silencio. Y continuó:

— ¿Pero? —Se levantó de su silla golpeando la mesa con el periódico —. ¿Qué quieres?- Julio en realidad era un hombre tranquilo y conservador pero su hijo siempre lo sacaba de sus casillas, en su juventud él fue como Aarón, aunque este último abusaba de la rebeldía-. No pretendo verte todas las vacaciones en fiestas, llegando borracho y encima, teniendo sexo aquí.

—Te iras mañana mismo, en calidad de trabajador, ayudaras a Marian en todo lo que sea necesario  sin goce de sueldo y esperamos que al volver tengas otra actitud con respecto a tu vida — Finalizo su madre antes de que Julio perdiera la cordura frente a sus muchachos.

—¿Puedo ir, también?—Pregunto Óscar de la nada.

— ¿Tú?— Óscar asintió con una sonrisa que convencía a cualquiera—. Bien, salen mañana a primera hora— respondió su padre.  Y con ese último comentario se firmaba la sentencia de Aarón.

Emma García bajó las escaleras y se encontró con la mirada de todos los presentes, la vergüenza que sentía era muy grande y por eso se fue sin decir una sola palabra pero era obvió que no quería que nadie supiera de su encuentro casual con Aarón porque tenía novio y su popularidad en la Universidad se vendría abajo. 
Sin apetito Aarón regreso a su habitación y Óscar le siguió de cerca para animarlo.

—Mira el lado positivo. Iremos a California

—Y trabajaré todos los días —La idea de tener que trabajar para Marian y sin goce de sueldo no le agradaba en absoluto—.Tú, ¿porque quieres ir?

—Los viajes a nuevos lugares pueden ser el motor de imaginación que necesito para mi nueva novela— Óscar era el mayor de los tres, dedicaba su tiempo a la escritura, pintura y fotografía pero su padre lo obligaba a ayudar en los negocios familiares, aún así era demasiado comprometido y tenaz desistir de sus verdaderos intereses y luchar por ellos.

Después de un largo sábado, Aarón se quedó dormido. No quería viajar a California, el lugar era hermoso, con playas preciosas y chicas bellísimas pero él solo quería dormir y salir a fiestas, aparte recordaba que la casa de su tía era muy pequeña y no contaba con internet.

Por la mañana Óscar entró a la habitación de su hermano después de golpear la puerta un par de veces, entusiasmado, inundo la pieza con su colonia y anunció la hora del vuelo.
Aarón se levantó con un dolor de cabeza intenso y después de tomar una ducha helada bajo con su equipaje.

Amanda se despedía de Oscar con un cariñoso abrazo y cuando el llego su padre le tendió la mano.

—Nos vemos pronto—Dijo con frialdad su padre. Amanda le sonrió y después de besar la mejilla de su hijo, se alejo

—Pórtate a la altura, Aarón —El chico asintió con molestia y sin esperar algún comentario cariñoso por parte de sus padres salió de la casa.

Estaba dolido, sentía que lo estaban corriendo de su propia casa y si no hubiera sido por la compañía de Óscar seguro habría suplicado por otro castigo.

Después de 4 horas de vuelo y 30 minutos en auto por fin habían llegado. La última vez que su familia había visitado a la Tía Marian, tenía dos caballos y todo el piso era de tierra roja, por eso ambos chicos quedaron anonadados al ver los cambios en la propiedad.

Una mansión era el centro de este bello paisaje, a lo lejos  se podían divisar palmeras verdes con pigmentos amarillos, una alberca rectangular muy grande y mas allá de los árboles de frutas unas caballerizas y pasto, metros y metros de  áreas verdes.

Ambos chicos veían el lugar con entusiasmo, hasta que una tos muy fingida llamo su atención. Al girarse ahí estaba la tía Marian, una mujer de aproximadamente 35 años, hermana de Amanda.

Aun no tenía hijos y no era porque fuera poco atractiva en realidad, era hermosa pero por alguna razón era insegura y aun no había encontrado al "Hombre indicado". Amanda les había contado que su hermana se enamoro cuando tenia 21 años recién cumplidos pero, el joven de aquel romance le rompió el corazón y ella jamás lo superó.

—¡Marian!— Óscar dejó caer todo su equipaje y le dio un cálido abrazo. Aarón por su parte ni se inmutó hasta que su Tía hablo.

—Tú, ¿No me abrazaras?— Algo apenado asintió y se acerco para abrazarla con ternura disfrazada de indiferencia.

La casa estaba irreconocible; sin duda Marian tenía muy buen gusto, el ambiente era totalmente diferente, se respiraba una tranquilidad muy reconfortante. 

Conociendo la casa, comiendo los postres de María, la señora de la cocina y leyendo en la biblioteca, el resto del día se fue con rapidez, la hora de la cena había llegado pero ambos muchachos estaban llenos y con el permiso de su tía se retiraron a descansar.

Era lunes y Aarón caminaba con uno de los trabajadores de su tía, él le asistiría en las tareas que el joven no entendiera, la mañana paso lenta y fatigosa para el chico. Tenía aroma a caballo, paja en los brazos y películas de sudor por todo el cuerpo pero estaba feliz al ser de ayuda para su tía, después de todo las cosas eran mucho mejor de lo que llegó a pensar ya que hace mucho tiempo que no veía a Marian y creyó que ahora era una soltera amargada.

—Lo haces bien— María llego a su lado con una charola de vasos con limonada, le ofreció uno y Aarón sonrió adolorido pero entusiasmado—. Imagino que quieres descansar pero tu tía te espera en la sala, quiere que la acompañes a un lugar.

—¿Sabes a dónde?—Preguntó con curiosidad pero María no respondió y después de sonreírle se alejó para ofrecerles agua a los demás trabajadores. 

Después de 10 minutos bajo la ducha helada, los músculos de Aarón se habían relajado y su cara se veía roja por la exposición al sol durante la mañana. Bajó al encuentro con su tía y ella le dijo que irían a San José y estarían ahí el resto de la tarde.

El muchacho abrió los ojos cuando sintió la mano de Marian en su hombro, se había quedado dormido. Descendieron del auto y siguió a su tía hasta la entrada de un edificio amarillo que en la fachada decía: "Centro de ayuda para personas con discapacidad". Era notoria la sorpresa del joven ya que jamás pensó que irían a un lugar como ese.

Gracias por leer.

-May

California, Tú Y Yo. (Completa/Novela Corta)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora