Capítulo 2

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—Te esperaba desde la mañana— Una chica rubia saludo afectuosamente a Marian mientras su sobrino observaba todo con detenimiento.

Creyó desmayarse cuando su tía le pidió que fuera a la habitación 22 en el segundo piso para leerle a un paciente porque ella tenía que atender otras cosas que eran urgentes.

Sin mucho esfuerzo encontró el lugar, sus piernas antes de entrar comenzaron a temblar y sus mejillas estaban ruborizadas, una sensación de miedo recorrió su estómago y un ligero escalofrío su espalda. Aarón jamás había convivido con una persona discapacitada y la idea de hacerlo y cometer algún error lo preocupaba. ¿Qué sucedería si la veía mas tiempo del necesario?, ¿Y si decía algo incorrecto?, estas y muchas preguntas mas navegaban en su cabeza pero suspiró desechándolas y golpeó la puerta.

—¡Adelante!—Dijo la chica dentro de la habitación, Aarón giro la perilla y despacio entro al lugar, el cuarto era pequeño y la decoración estaba lejos de convertir al lugar en un ambiente acogedor, busco a la dueña de la voz y esta se encontraba recargada en su ventana, disfrutando del sol en su cara.

—¡Hola!— La joven se giró sorprendida al percatarse de que no era Marian la que la visitaba, frunció el ceño y regreso su atención a la ventana—. Soy Aarón y he venido a leerte.

—¿Qué paso con Marian?— Aarón se acercó con mas confianza pero confundido, la chica que tenía frente a el se veía muy saludable para estar en esa clínica, incluso quiso preguntar por su condición pero con el temor aún en su estómago decidió no hacerlo.

—Ella tenía que atender otras cosas, por eso me pidió que yo viniera— Los ojos de la castaña se entristecieron y Aarón sintió algo de pena por ella así que intento solucionar su estado de animo con una mentira—. Pero, dijo que vendría a charlar mas tarde– Sin esperar alguna respuesta por parte de la joven regreso su atención a una pequeña estantería donde estaban todos los libros —.¿Qué libro es tu favorito?—De todas las personas que llegaban a leerle libros, Aarón era el primero que preguntaba sobre sus gustos cosa que ella agradeció con una sonrisa.

—Todos los de la estantería me encantan

—¿Has leído todos?— Ella asintió y Aarón decidió leer algún PDF de su celular para que la chica saliera de su monótona lectura.

Paulina disfrutaba de los libros mas que cualquier otra cosa, no salía de su habitación porque aun no superaba su condición, su familia no supo como afrontar el problema de las crisis nerviosa que la joven sufría, por ello, la abandonaron en ese lugar con la excusa de que ahí recibiría la ayuda que tanto necesita.

Marian era la persona con la que mas pasaba tiempo desde que las visitas de su familia eran casi inexistentes, por eso le tenía tanto cariño. Después de un par de horas de lectura, cuando ambos habían logrado sentirse cómodos con la presencia del otro, Marian apareció. 

Ambas mujeres mantuvieron una corta plática ya que eran las 8 pm y Paulina tenía que cenar e ir a dormir.

—¡Aarón!– La castaña lo llamo con un toque de entusiasmo—.Muchas gracias por leerme algo nuevo— El chico sintió ternura al ver la alegría que proyectaban los ojos de aquella joven lectora.

—Buenas noches Paulina.

–¿Volverás mañana?— El joven se sorprendió cuando escucho tal pregunta, sabía que Paulina se había divertido con su compañía pero no pensó que ella deseará verlo de nuevo.

—Claro, nos vemos mañana— Una pequeña sonrisa se dibujo en el rostro de Paulina y así Aarón se retiro de su habitación.

Durante el camino de regreso a casa Marian pensaba en la expresión de la castaña, una joven muy dulce y en la de su sobrino Aarón, un chico experimentado que fácilmente podría enamorarla y herir su corazón.

Marian amaba a su sobrino pero también tenía un gran cariño hacia Paulina y no quería que las cosas entre ellos se salieran de control.

—¡Aarón!— Su sobrino dejó su celular y la miro—. ¿Quieres venir mañana?— El chico iba a negarse hasta que recordó el rostro alegre de Paulina. Apenas conocía a la castaña pero, ver una sonrisa en su rostro por la tarde que compartieron, lo hacía sentir como un héroe.

—¡Si!

—¿Sabes?, ella es importante para mi— Marian lo decía con un tono cauteloso y su sobrino la miro captando el mensaje.

—Yo no...— Marian lo interrumpió

—Ella no es una de tus chicas—Aclaro—. No quiero que se imagine cosas que no son—Aarón no sentía atracción por Paulina puesto que acababa de conocerla y pensaba que cuando las vacaciones terminaran, el volvería a México y se olvidaría de ella.

—Descuida, Paulina no me importa— Soltó su brazo del agarre de Marian y regreso su atención al celular.

Por su lado, Paulina estaba feliz por  la compañía del chico que podría ser su nuevo amigo, las horas que disfruto a su lado eran de las pocas cosas buenas que le sucedían en la clínica. Aarón había aparecido cuando mas necesitaba a alguien, ese alguien que pudiera llenar el vacío que sentía y la salvará de esa soledad que la consumía en aquella habitación.

Aarón salió muy temprano de su casa para visitar por su cuenta a Paulina, después de escuchar de su tía que la castaña nunca salía de su habitación se había propuesto cambiar eso, le llevaría uno de sus libros favoritos y caminarían juntos por el jardín de la clínica.

El joven aun no sabía la condición de su nueva amiga pero sin duda no dejaría que estuviera más tiempo triste por tal circunstancia.

Grande fue la sorpresa de Aarón cuando llego a la Clínica y subió a la habitación de Paulina, enfermeros corrían por los pasillos y el llanto suave de alguien inundaba el lugar, el joven pasó entre los doctores y encontró a la castaña con las mejillas empapadas de lágrimas, abrazando sus rodillas y sentada en el largo sillón.

—Visítala después— Le ordenó uno de los enfermeros, Paulina tenía una crisis nerviosa y necesitaba calmantes inmediatamente. Aarón ignoró al doctor y dejando el libro en la mesa, se acerco a la castaña y la abrazo.

—Regresé, Paulina—Esas fueron las palabras suficientes para que la chica se arrojara a sus brazos calmando su llanto.

—Volviste—Dijo en un susurro apenas oíble para ambos, los enfermeros comenzaron a alejarse al ver que ella se tranquilizó y Aarón no se separo hasta que sus lágrimas cesaron por completo—. Creí que no regresarías —Él la miró atento y supo la discapacidad de Paulina

—Te traje un regalo— Buscó el libro y lo colocó entre sus manos—. Es uno de mis libros favoritos, ¿quieres que lo lea ahora?— La castaña asintió y mientras Aarón la abrazaba comenzó su lectura.

Eran las 7 pm y Paulina estaba dormida, Aarón se separo de su lado y dejando el libro en la estantería regresó a casa, la castaña no salió de su cabeza ni un segundo, el no entendía porque nunca coincidía con alguno de sus familiares o porqué se veía tan triste .

Cuando cruzó la puerta de la casa al regresar, encontró a Marian en la sala y a su ladoa Óscar, ambos veían la televisión mientras comían palomitas de maíz y reían en las escenas graciosas.

—¿Dónde estuviste todo el día?— Marian temía que su sobrino retomara las actividades que hacía en México, eso de llegar borracho y andar en fiestas no lo permitiría.

—Estuve con Paulina— Ambos lo miraron sorprendidos desde el sillón, era vergonzoso aceptar que los dos habían pensado lo mismo y que no esperaban tal respuesta. Aarón no sabía que hacer después de escuchar toda la verdad que amablemente le conto su tía, el quería ayudar a Paulina pero ella le tomaría cariñó y al volver a México, ella caería en depresión nuevamente... Que complicado era.

Gracias por leer

-May

California, Tú Y Yo. (Completa/Novela Corta)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora