Capítulo 4

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La castaña se arrodillo al llegar a la orilla y juntando sus manos tocó el agua en movimiento y la delicada arena, sin pensarlo se quitó los zapatos y el suéter, sus pies se mojaron y cuando sintió el contacto comenzó a llorar, derramaba esas lágrimas de felicidad por estar ahí, por vivir el momento con aquel joven que sin duda estaba cambiando su vida.

La última vez que visitó una playa, tenía 11 años. Sus padres estaban pasando por una crisis matrimonial y para que ella no lo notaran la habían enviado de vacaciones con sus abuelos donde había visitado muchas playas, cuando las cosas mejoraron y sus padres no se separaron, ella regreso a su casa y nació su hermana pequeña, un año después sus abuelos murieron en un accidente.

El sonido de las olas la hizo recordar, ver todas esas imágenes que guardo muy en su interior, sus abuelos eran las personas mas dulces que alguien pudiera conocer, ambos habían peleado con sus familias por estar juntos, el destino los  separo pero jamás se olvidaron, después de años se volvieron a encontrar y su amor los mantuvo unidos hasta el día de ese accidente, donde los frenos del automóvil fallaron.

—¿Qué sucede?—Aarón ya estaba a su lado, mirándola preocupado—. Podemos volver a la clínica, ¿hice algo malo?

Ella busco su cuerpo y tomándolo por los hombros hablo— No, es todo lo contrario— Por un momento ella enfoco bien su mirada en la de él, por un segundo Aarón creyó que ella podía verlo y las ganas de besarle ahí mismo le invadían pero ella lo hacia sentir un niño pequeño e  inexperto que podía equivocarse en cualquier momento por eso, no lo hizo además, todo era una fantasía, ella no podía mirarle—. Gracias por traerme aquí—Depósito un beso en su mejilla y después lo abrazo.

Sentados en la arena el sacó del bolsillo de su pantalón una cajita pequeña aterciopelada de color negro, ese era el primer obsequio que le había comprado a una chica que no fuera su madre o su hermana, se aclaró la garganta recordando todo lo que caminó buscando el pequeño objeto, cuando entro a la tienda, había miles de gargantillas; pulseras, anillos, relojes y el, era un completo novato en el tema. Después de dos horas y media abandonó la tienda con aquel dije que lo enamoro desde la primera vez que lo vio—¿Sabes?, Marian me contó que el martes es tu cumpleaños y yo no estaré— Julio le había ordenado que fuera a México, el lunes. Con la excusa de que lo necesitaba y que volvería el miércoles  por la mañana, en otras circunstancias hubiera estado feliz de volver a su casa pero ahora existía Paulina y el dejarla sola en un día tan importante le enfadaba, estaba seguro de que su familia no la visitaría y tendría que pasar el día sola—. Mi padre quiere que viaje a México, pero volveré el Miércoles— El rostro de la castaña se entristeció y el se aborreció por ser el culpable de dicha reacción —Te he comprado un regalo— Colocó la pequeña caja en sus manos y ella la abrió.

—¿Qué es?— El saco la pequeña cadena y la puso en sus manos, Paulina la tocó con delicadeza tomándose todo el tiempo del mundo. La cadena del dije era delgada y con formas cruzadas, al final de este, una pluma de pájaro forjada en plata, haciendo alusión a la escritura, robaba la atención de toda la pieza—. Gracias Aarón.

Era lunes y el joven deseaba que una tormenta eléctrica arruinara su itinerario de regreso a México y el pudiera estar con Paulina, pero no fue así.

Antes de dirigirse al aeropuerto le pidió a su tía cientos de veces que no dejara sola a la pequeña castaña, que le comprará un pastel y que la sacará a pasear... Él hubiera dado todo por hacerlo pero no podía.

Paulina por su parte escucha las canciones del reproductor que Aarón le había dejado, pensó que de esa forma lo extrañaría menos pero sucedió todo lo contrario, aún no se iba y ya lo echaba de menos.

El clima en México era menos sofocante pero Aarón no tenía el humor para apreciarlo, solo quería volver a California lo antes posible, cuando llego a su casa Pamela fue la primera en verlo, soltó el celular y corrió a abrazarlo.

—¿Qué haces aquí?, Creí que volverían al final de las vacaciones, ¿dónde esta Óscar?—La adolescentes hacía demasiadas preguntas, al final se alejó y lo observó de pies a cabeza—. No estas fumando— Dijo sorprendida. Aarón no respondió porque también estaba sorprendido, era verdad. Había dejado de beber y fumar hace mucho y  no le había prestado atención pero, ¿cómo lo haría?, si su prioridad giraba alrededor de Paulina.

—Nuestro padre me pidió que volviera antes, el miércoles me voy

—¿Y esa cara?, no pareces feliz. ¿No querías volver?— Aarón asintió con una sonrisa falsa y fue al despacho de su padre.

Después de un día lleno de trabajo en la empresa de Julio, Aarón pudo volver a casa.

Su padre lo había obligado a estar con el toda la tarde ya que cerraría un contrato con Manuel Arenas y su hija, la pequeña Valeria estaba enamorada de Aarón desde la primaria y Julio creía que la presencia de su atractivo hijo lograría que Valeria ejerciera presión en su padre para cerrar el negocio y quedar bien con el joven heredero, no se equivocó pero Aarón estaba enfadado, su cara estaba roja y hervía de la cólera que contenía.

—Mañana tomo el primer vuelo a California— Amanda y Julio miraron a su hijo sorprendidos.

—¿Por qué la prisa?— Su padre dejó el vaso de whisky en el reposa brazos e intercambio miradas con su esposa.

—¿Aun lo preguntas?— Aarón se levantó del largo sillón—. Vine porque creí que de verdad me necesitabas pero me equivoque. ¿Creíste que no lo notaría?— El chico caminó de un lado a otro y su hermana lo miro—. Valeria es tonta, yo no.

—¡Basta!—Julio se puso de pie—. Pareces una niña llorona, sabes que las finanzas no son para ti— Aarón lo fulminó con la mirada, su padre no lo creía capaz de nada.

—Entonces debiste llamar a Óscar— Con esas palabras todos se quedaron callados y el se retiró a su habitación. Si hubiera conocido las intensiones de su padre jamás hubiera regresado a México,  jamás se hubiera perdido el cumpleaños de Paulina... ¡Paulina!

Aarón se quitó la corbata que tanto odiaba y buscó en su celular el número de la habitación de Paulina, cuando supo que tendría que viajar pensó que sería buen detalle llamarla y felicitarla.

Sus manos comenzaron a sudar de la nada y marco los números despacio para evitar equivocarse, primer sonido, segundo sonido.

Gracias por leer.

-May

California, Tú Y Yo. (Completa/Novela Corta)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora