Se dio cuenta con tan solo tres años y desde entonces no pudo parar de pensar en ello, le perseguía hasta en sueños. No podía parar de ver esas pequeñas manos negras rodeando su brazo ni a ese ojo gris sonriéndole desde arriba. Un gran y espeluznante ojo gris escondido tras una puerta aún más tenebrosa.
Hacía que le diese escalofríos.
Y es que a cualquier persona le hubiese aterrado la idea. Bueno, no a todos, cuando se lo contó a su padre con lágrimas en los ojos este solo soltó un suspiro tembloroso y le acarició el pelo prometiéndole que le enseñaría a controlarlo.
Y eso estaban haciendo ahora.
— Sobre todo tienes que mantener la calma,—le explicó a Ed tranquilamente— en el momento en el que te dejes llevar por tus emociones, estarás perdido.
Edward solo asintió, tomando una nota mental de todo.
—Bien, ahora, ¡vamos a ponernos serios!
Durante toda la mañana, le estuvo enseñando la base de la alquimia y el tabú que nunca debía romper: la transmutación humana
Mantuvieron estas clases secretas durante cuatro años hasta que no hubo más que enseñar y Van Hohenheim desapareció sin dejar rastro.
—¿Qué quieres decir con que no está?
No se lo creía, ¿después de tantos años? ¿Cuando por fin empezaba a entenderlo? Tenía que ser una broma.
—Tranquilo, Ed. —respondió su madre— Sé que le quieres mucho pero ha tenido que irse.
Él bajó la cabeza.
—Peeero —canturreó Trisha con un dedo sobre los labios— me ha dicho que intentará no tardar mucho para que no tengas que esperar demasiado.
No le valía eso, quería hacerse más fuerte, lo suficiente como para que esa cosa no volviese a aparecer y poder proteger a su hermano. Era lo único que quería.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por una manita que le tiró de la camiseta.
—¿Ed? —preguntó un adormilado Alphonse— ¿Qué haces despierto? Anda,— contuvo un bostezo— vamos a la cama.
Le miró y sonrió suavemente mientras le revolvía el pelo.
—Sí, vamos a la cama, Al. No te preocupes.
Y, mientras sus ojos se volvían a cerrar, la determinación de Ed para lograrlo creció.
Iba a aprender a controlarlo y, mientras lo hacía, protegería a su hermano a toda costa.

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Monstruo
Fiksi PenggemarEdward Elric no es como su hermano, lo ha sabido desde que tuvo la edad suficiente como para pensar por sí mismo. Pero él no es el único que lo sabe, su padre, Van Hohenheim, también se ha dado cuenta. ¿Qué hará nuestro pequeño Ed cuando Van decida...