Francisca. Parte 2

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-Todo partió cuando ya salimos de la casa con mi marido Jaime Aguilera y mi hijo Felipe Aguilera Gomez. Decidimos salir de la casa en el momento que se dio la alerta de mantener tranquilidad dentro de los domicilios ya que sabíamos pensamos de forma errónea que seria mejor irnos a una cabaña que teníamos en el sur de Chile, fue el peor error que pude haber cometido en ese momento de mi vida.

Recuerdo que salir de la ciudad fue un caos, ya no había control por parte de la policía, era una lucha de todos contra todos, uno podía ver cadáveres en plena calle , y para un niño de apenas 10 años no era la mejor experiencia. Lo que mas nos costo fue encontrar una parada para colocarle bencina al auto, lo cual no pudimos ya que todas estaban desocupadas o simplemente destruidas, en algunas habían personas que te pedían cosas a cambio o solo te quitaban todo, decidimos dejar el auto abandonado en la carretera andar en el lo que mas se pudo, las calles eran un caos de autos apenas se podía andar, nos demoramos mas de 5 horas en llegar a la carretera que se dirige al sur y eso que vivíamos en la comuna de Estación central, no se podía avanzar o estaban cortadas las calles, también teníamos que andar lento para evitar encontrarnos con esas personas que se levantaban ya muertas. Fue complicado todo, aparte el frío por la nevada constante que ya tenemos en Santiago, todo fue complicado.

En ese instante sus manos tiritaban, se las refregaba rápidamente mientras hacía una pausa de su historia, la psicóloga le dije que se relajara y mantuviera tranquila, le dijo, si no quieres seguir podemos terminar aquí y otro día continuamos.

Ella con la vista hacia abajo dijo "no".

Recuerdo que encontramos una casa en plena carretera cerca de Melipilla, como por esos lados hay cerros no tan grandes pero con las nevadas y lo que ocurría con las personas muchas casas estaban solas, o algunas, ocupadas por esos seres, en la primera casa que entramos, mi esposo tuvo que forzar la puerta, como ya sabemos ahora y en ese momento no, el ruido los despertó.

Entramos junto a mi esposo e hijo, mi esposo estaba adelante y la casa se veía acogedora no había desorden, nos dimos cuenta que era una casa de una pareja de ancianos, fue por unos fotografías que tenían en un mueble y en la pared. Lo primero que opino mi esposo era que teníamos que reforzar puertas y ventanas para de esa forma evitar que entre mas gente o los caminantes, mi hijo ya estaba mas tranquilo, ya que en el camino estaba muy asustado.

Después de poder reforzar la puerta y las ventabas con unos muebles y sillones tratamos de buscar algo para comer y poder mantenernos calientes ya que afuera estaba muy helado, hace poco había nevado. La casa tenia una salida por la parte de atrás, la uso mi marido para ir a buscar algo de leña y mantenernos cálidos en la noche, se notaba que seria una noche fría, de cierto modo el frio ayudaba a que esos caminantes anden mas lentos, pero también les ayudaba a ser mas silenciosos.

Encontramos unas latas de atún en la casa al igual en verduras en latas, nos sirvió bastante. Lo bueno es que habían para pasar un par de días en la casa, esta casa era de dos pisos, después de comer algo mi esposo decidió ir arriba ya que mientras comíamos sentimos unos ruidos, el fue primero yo me quede con mi hijo abajo, pasaron unos minutos cuando sentimos unos golpes fuertes y cosas que caían al suelo, le dije a mi hijo que se quedara abajo que iría a ver, cuando subo veo que mi esposo estaba saliendo de una habitación con la ropa manchada con sangre muy negra y apestosa, le pregunte que le había pasado, el muy asustado, me comento que estaba uno de los ancianos, que era de ellos y lo ataco, que había sido lento el ataque pero se había asustado y se cayo votando unas cosas de un mueble, pero con esas mismas cosas se había defendido golpeando en la cabeza.

Uff fue un alivio ver a mi esposo ya bien, revisamos todas las habitaciones que no eran muchas eran 3 en el segundo piso y no había nadie ni ninguna de esas cosas.

Así que decidimos ya tarde ir a dormir en el segundo piso, la habitación donde el encontró a uno de los ancianos la cerramos y reforzamos por fuera para que nuestro hijo no viera nada de lo que ocurrió y pudiera dormir tranquilo, en la noche mi esposo se quedo de guardia por un tiempo después me despertó, y seguí yo.

Al día siguiente, note que mi esposo estaba algo mas cansado y con tos, pensé que era por que no durmió bien anoche ya que cuando estuve yo de guardia el despertaba para preguntarme como estaba.

En la noche no podía dormir, traspiraba y tosía mas fuerte, busque medicamentos para la tos pensando que era un resfriado por las frías noches, nada tenia efecto.

''En ese momento note como unas lagrimas salían de los ojos de Francisca, para disimular agacho un poco la cabeza y tomo algo de café''

Pasaron dos noches y el seguía peor, ya no me preocupaba lo que pasara afuera solo me preocupaba mi marido, mi hijo muy triste lo trataba de animar, diciendo que todo estaría bien y colocando paños húmedos en la frente , llegamos a la tercera noche, creo, y fue donde todo ocurrió... como mi esposo, estaba mal, esa noche mi hijo decidió quedarse con el en la cama, yo por mi parte me quede en el pasillo que daba la escalera donde se hacia guardia.

Me quede dormida unos instantes, pero me despertó un golpe fuerte, lo raro que no venia de afuera ni de la primera parte de la casa, se sentía atrás de mi, mira rápidamente atrás pero no había nada, pensé que el ruido venia del techo, hasta pensé en algún gato, pero hace mucho que ya no vía uno, así que me pare a revisar como seguía mi esposo y su resfriado, al acercarme a la habitación, volví a sentir un ruido fuerte como si algo cayera al suelo, abrí la puerta lentamente y ahí estaba, el ruido era partes del cuerpo de mi hijo mi marido estaba encima de el mordiendo y comiendo lo demás, era uno de ellos, la cama estaba llena de sangre, solo pude gritar y el me vio, me miro con esos ojos negros y siguió mordiendo el cuerpo de nuestro hijo. En ese momento gritando lo empuje para ver a mi hijo, mi marido cayo al suelo, mi hijo o lo que había estaba en la cama no lo podía tomar en mis brazos eran trozos de el, mi marido se levanto apoyando una mano en la cama, en ese instante solo me quería morir, sus ojos negros me miraron pero como si nada el volvió a tomar una parte de mi hijo para seguir mordiéndola, se la intente quitar pero no logre nada, lo que pude hacer fue salir de la habitación, mi ropa estaba completamente manchada de sangre, cerré la puerta y solo atine a quedarme en el suelo llorando en ese momento no quería nada, solo quería estar junto a mi hijo.

Llego el día siguiente y con los ruidos aparecieron mas de esas cosas merodeando la casa, y en el segundo piso de la casa se escuchaba el caminar de mi marido con golpes en la puerta.

Ya no quería nada con nadie, solo quería desaparecer y deje la puerta abierta de la parte de atrás de la casa, hasta para eso fui cobarde al no abrir la parte de adelante, me tire en el suelo junto a la llama de la chimenea que tenia la casa esperando morir, pero todo cambio cuando empecé a escuchar golpes y disparos, era un grupo de militares, cerca de donde estábamos había una base militar y ellos cada semana salían a dar rondas buscando gente para ayudar, me encontraron adentro sin ganas de vivir, les pedí a grito que me dejaran que arriba estaba mi hijo y marido, solo escuche un disparo que venia del segundo piso y un militar bajando, indicando que estaba limpio.

Limpio como si hubiera basura arriba, grite que no había basura que estaba mi hijo, sentí un pinchazo fuerte y después desperté en una camilla en la base militar. Donde me dieron de comer y cuidaron, también tenia que ayudar en algunas labores.

Han pasado los años, y aun recuerdo a mi hijo en mis brazos, aun esta aquí.

Ella se tomaba un collar, al parecer con la fotografía de su hijo y su esposo.

Paso una semana después de la reunión con mis compañeros junto con el psicólogo, y hace dos días que no veo a Francisca, cuando el turno termino en la empresa, nos informan que Francisca se había suicidado en su habitación, cortándose las venas.

Chile sobreviveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora