Sexismo

80 8 3
                                    


En el tema anterior hice referencia a que tocaría el punto del sexismo. Esto es la inclinación por la superioridad de alguno de los dos géneros.

Sus variantes son el Machismo y el Feminismo; éste último comenzó como un movimiento que luchaba por la equidad de género, es decir, que en países tercermundistas donde las mujeres teníamos un papel muy limitado ante la ley, se reconociera la igualdad de derechos y capacidades entre mujeres y hombres.

Sin embargo, a últimas fechas, el feminismo sufrió una pérdida de su objetivo principal.

Mujeres, nos estamos yendo al otro extremo, se nos olvidó que el objetivo era la equidad, pues una vez que se logró que las mujeres tuviéramos derecho a votar para elegir a nuestros gobernantes, que pudiéramos trabajar en lo mismo que los hombres, y que ganáramos lo mismo independientemente de nuestro sexo, entre muchos otros logros alcanzados, ahora resulta que muchas perdieron el piso, y persiguen la superioridad de las mujeres sobre los hombres.

Es cuestión de educación. En México, como en muchos otros países, sigue reinando el machismo, ya no conforme a la ley, pero sí como cultura. Y como mencioné en el artículo anterior, somos las mujeres quienes fomentamos el machismo.

Hablando de este país en particular, aun cuando reina el machismo, predomina el matriarcado, es decir, es la mujer la encargada de administrar el hogar y por lo tanto, en ella recaen muchas de las decisiones y acciones más importantes de la familia, como la crianza de los hijos.

¿Cuántas veces hemos visto madres que se atribuyen los quehaceres de la casa sin permitir o instar a los hombres a colaborar?

En la actualidad, y con la situación económica que impera, ya no es posible que una sola persona logre sacar adelante los gastos de un hogar de manera óptima. Antes los trabajos eran mejor pagados en proporción con el incremento de los precios, no vamos más lejos, había más oportunidades de empleo de las que hay hoy en día. En pocas palabras, ahora es necesario que ambos cónyuges trabajen para sacar adelante los gastos del hogar. Por lo tanto, también es justo y necesario que ambos ayuden en los quehaceres de la casa.

A como vamos, dentro de poco vamos a tener que poner a los niños a trabajar para cubrir las necesidades básicas...

No obstante, todos los días vemos mujeres que, después de cumplir su jornada laboral, llegan a casa a ver qué van a preparar de comer, van al súper, cocinan, lavan los platos y por la tarde, se ponen a hacer las tareas con los hijos, mientras el marido descansa plácidamente. Encima, el fin de semana, se levantan temprano para lavar la ropa de la semana, plancharla y preparar uniformes de los hijos, de ellas y de sus maridos.

Y ni hablar de las reuniones en las escuelas de sus hijos, los papás no tienen tiempo de ir por sus trabajos.

Volvemos a lo mismo: "La crianza de los hijos, es obligación de la mujer", igual que los quehaceres de la casa ¿cierto? ¿Es injusto? La respuesta es —otra vez—: No.

Leí una vez que: las mujeres condescendientes crean maridos mediocres. Y es cierto.

Como dicen por ahí: "Al que no habla, Dios no lo oye". Si no pedimos la colaboración de nuestra pareja, él no nos la va a dar por su propia cuenta. Es mucho más cómodo decir que la casa y lo hijos son obligación de las mujeres, y hacerse sólo con la obligación de mantener el hogar, pero si las mujeres ayudan con la manutención, es lógico que ellos también deban ayudar con los deberes domésticos y la educación de los hijos.

Por otro lado, si nosotras como mujeres nos hacemos cargo de todo, no es por abnegación y sacrificio, ni porque nos creamos Superman, sino porque el papel nos queda bien para hacernos con la compasión y el agradecimiento de nuestros hijos.

Políticamente Incorrecta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora