Solo para Derek

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-Y una mierda...- maldijo entre dientes mientras simplemente miraba hacia el horizonte.

Faltaban ya pocos minutos para que dieran las dos de la madrugada, el frio del lugar podría helarle los huesos a cualquiera que se encontrase en aquel sitio tan alejado a esas horas, y Derek en especial no parecía disfrutarlo.

Pero era necesario.

Aquella noche sí que era especial, la luna lo asechaba desde la cima del cielo, regalándole al sujeto la luz necesaria para poder observar una vista preciosa y clara de aquel espeso bosque, nada más que hojas secas que tapizaban el suelo y distintos árboles que rodeaban todo su camino. Se aseguró de adentrarse en lo más profundo de su belleza, después de todo tenía que permanecer alejado de la gente, de alguien en especial.

Una noche solo bajo la luz de las estrellas donde nadie ni nada lo interrumpiría con alguna tontería; Si, esa sería una noche hermosa para pasar, si tan solo aquel sentimiento no lo estuviera carcomiendo por dentro; Desde los huesos, una sensación, un olor, la esencia de alguien alrededor arriba y abajo pasando por su garganta pasando entre sus orificios nasales y recorriéndole por las tripas.

¿Qué puede ser algo tan terrible?

¿El hambre? La ira, el enojo... tal vez se encontraba de malas.

Quizás todas las anteriores, pero de algo estaba seguro, debí controlar aquel sentimiento si no quería cometer una barbaridad.

Es por eso que apenas y el sol comenzaba a desvanecerse huyo, como si de un cachorro asustado se tratase, intentando esconderse dentro del bosque para que nada ni el mismísimo dios lo encontrara.

Hizo un buen trabajo, pero aun así cuando el sol cayó aquellos olores y sonidos aun podían llegar a su cabeza.

Una fragancia dulce, podrían ser fresas, tal vez zarzamoras del bosque, pero no. El sabia a quien pertenecía aquel hipnotizanté aroma y para ser realistas no le gustaba para nada que aun a una larga distancia pudiese olerla como si a centímetros estuviera.

Y solo había un chico quien podía poseer aquel tan irresistible olor, ese chiquillo tonto y despistado a quien había conocido sin querer... del cual se había acostumbrado no solo a su presencia, si no a su "amistad" y una que otra tontería de por medio.

No supo ni como sucedió, al principio creyó que era por su edad, los adolescentes suelen desprender ese aroma a feromonas con más facilidad que las mismas hembras pero... con el tiempo, se convirtió en algo más que un antojo.

Se convirtió en un deseo, una especie de obsesión que hacía que cada noche en sus sueños lo mirara bajo su cuerpo, aferrándose a las sabanas, pidiéndole más de sus besos, de su piel...

Una fantasía tonta contando con que el mocoso apenas y sabía lo que el sexo era, por no decir que era un inmaduro y torpe chico que se vio involucrado en ese oscuro mundo meramente por accidente.

Pero aun así...

Se hizo a la idea de que simplemente "poseerlo" no sería suficiente, además de que es algo casi imposible, siempre está rodeado de tanta gente, incluso Scott quien apenas y se separa de él. Llego a sospechar en un momento que el Alfa le arrebataría al niño mucho antes de que lo llegase siquiera a probar.

Y eso era algo que le ponía enfermo, de hecho el solo saber que no podía tenerlo como él quisiera le parecía repulsivo, al sola idea de que toda esa gente, esos humanos, esas brujas y todo el mundo pudiera atenerlo consigo menos él le parecía algo imperdonable.

Tampoco le hacía mucha gracia la manera tan descarada y coqueta en la que Stiles se comportaba, andando por ahí oliendo de esa manera sin pudor alguno, era irritante, necio y testarudo.

Amor al estilo SterekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora