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"Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos."

-Jorge Luis Borges.

19 DE OCTUBRE

Con letra temblorosa y apenas entendible comienzo a escribir en el pequeño pedazo de papel algo que siempre quise decirte.

Me duele. Me duele saber que tus indirectas ya no son para mí.

Me duele saber que te desvelas con otras personas, que no me esperas ni me quieres devuelta.

Me duele que no me busques, que no te inmutes, que no te desesperes como yo lo hago.

Tenía tu recuerdo tan presente en mi memoria, como cuando sacas una fotocopia y la hoja sale tibia. Ahora tu presencia es solo un borrón de muchos lápices en una hoja botada en el suelo. Un borrón que no puedo leer por más que lo intente. Quizás nunca volveré a verte de frente, quizás nunca podré volver a abrazarte y quizás nunca volveremos a comer dulces con sabor a bencina que yo creí que sabrían a chocolate.

Con todo mi pesar te sigo pensando.

Con todo mi corazón te extraño, te quiero abrazar.

¿Por qué me importas tanto? Te quedaste poco tiempo pero dejaste tan marcada tu ausencia.

Sin razón me dejaste vagabunda, sin ganas de respirar si no es a tu lado, solo quiero respirar el aire que tu respiras, quiero ver el cielo que tú ves.

Quiero que veas las cosas como yo las veo y yo verlas como tú las ves.

Quiero tenerte acá, mirándote a los ojos.

Sé que si me hubieras tenido al frente nunca me hubieras dicho que me superaste. Sabes que es mentira.
O al menos me niego creerlo.
Te escribo a ti Ignacia, tu sabes quien eres. No lo eres todo para mi, pero mi todo no puede funcionar sin ti.
Te amo. Tal vez.
Desde lo más puro de mi corazón.

Tomo la hoja entre mis manos y la arrugo. Vuelvo a estirarla y esta vez la doblo.

La pequeña llama del encendedor se extiende sobre la mísera carta que te escribí, deposité en ella todo el cariño que me quedaba incluso con algo de falsedad y rencor por tu despedida tan estúpida.

Mi balcón seguía bañado de la tenue luz del fuego hasta que el último pedazo cayó al suelo y con resignación lo miré y lo recogí. Creí que el pequeño pedazo aún contendría la frase "te amo" pero solo decía "irándote". Se borró la "m".

Veo la ciudad iluminada por los faroles que se hacen cada vez más pequeños a medida que se alejan. Veo el cartel de publicidad frente a mi casa. Cambió, de una marca de bebida a una modelo luciendo un bikini. La ciudad de a poco va cambiando, el letrero es uno de los infinitos cambios que vendrán e irán borrando la ciudad que recorrí con Ignacia, para dar paso a una nueva. Sí, son las mismas calles que pisaste, en efecto, pero los pasos de alguien van a pasar sobre los tuyos, una y otra vez, hasta que se difumine tu huella completamente.

Con la poca fuerza de voluntad que aún me quedaba, tomé el pequeño papel y lo tiré a su suerte, volando aleatorio entre el viento. Observo lo que aún queda en el suelo, eso debieron ser siempre mis sentimientos, en eso debieron convertirse: ceniza.

***

"También es de valientes saber irse a tiempo, tragarse el cariño y aprender a desahogarse la vida como el alma."

— Jorge Muñoz

20 DE OCTUBRE

Las clases se han vuelto algo desagradable para mi, quizás por el hecho de que no entablo conversación con casi nadie, y al parecer a nadie parece importarle mucho tampoco.

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