Uno...

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Depth suelta las maletas al suelo. Entro al departamento y cierro la puerta detrás de mí. Del sofá gris emergen dos cabezas, una pelirrojo y una marrón. Ambas se me quedan viendo por un largo tiempo, incomodándome un tanto.

—Bien —Depth se posiciona frente a ellos, atrayendo sólo la atención de el chico —. Él es Theodo-

—Theo —lo corto antes de que pronuncie mi nombre completo. Jamás me ha gustado que me llame por el —. Mi nombre es Theo.

Camino hasta quedarme a un lado de Depth. Desde aquí veo con más detalle a ambos. Ella mueve con agilidad sus dedos sobre el teclado de su teléfono. Tiene el estilo de cabello como un hombre y las uñas pintadas de negro. Presiento que no le voy a agradar para nada. Aunque, tengo que admitirlo, es guapa.

El chico pelirrojo que está al otro extremo del sofá sonríe. Noto que tiene puesto un piercing negro en su labio inferior. Su cabello está todo revuelto y despeinado; parece un chico alegre.

—Yo soy Nickel —dice el pelirrojo —. Una sola pregunta, ¿estás en contra de la homosexualidad?

—No estoy en contra, pero si me haces participar en ella, sí. ¿A caso importa mi respuesta?

Nickel no responde. Se voltea a ver a la chica y zarandea su hombro hasta que ella lo para con un golpe en su mano.

—Shailene —dice sin despegar su mirada del teléfono.

—Hay reglas en este departamento, Theo, y si no las respetas es mejor que busques un lugar nuevo en donde vivir. No toleramos excepción, una sola regla rota y estas fuera. ¿Entendido?

Asiento frenéticamente. Depth señala con su mano una silla detrás mío y me siento. Él se sienta en el hueco que queda en medio del sofá, apretujando a los tres. Shailene guarda su teléfono y me observa con seriedad.

—Uno, mis órdenes siempre se respetan. Permisos, lo que sea, siempre conmigo —dice Depth, atrayendo mi atención a él.

—Dos, nadie critica mi relación con Sam —Nickel continúa.

—Y tres, no entres a mi cuarto —termina Shailene con la voz ronca —. Ahora dinos tu única regla, todos tenemos permitido tener una. ¿Cuál es, Theo?

No. No tengo idea. No hay en realidad algo que valga la pena que ponga de regla, por ahora.

—Por mientras no tengo una regla.

Nickel y Depth se paran y se encierran en sus cuartos. Shailene se queda unos momentos más en el sofá, luego se para y se me queda viendo. Me está hechando una mirada de pies a cabeza. Sonrío y le guiñó un ojo. Ella tuerce los ojos. Camina lentamente a su habitación. La blusa que lleva puesta es abierta de la espalda, por lo que deja a la vista un tatuaje que no logro entender que es. Solo vea rayones. Se detiene antes de girar la perilla de la puerta.

—Bienvenido al el infierno, Theodore. Ah, y buena suerte durmiendo esta noche.

Entra en su habitación y cierra delicadamente la puerta. Me quedo viendo un rato la puerta de su habitación. Suspiro. Tomo mi equipaje y entro por la puerta que está justo a un lado de la de Shailene, mi nueva habitación.

[...]

Al principio no entendía a lo que Shailene se refirió con "buena suerte durmiendo esta noche". Pero cuando las cuerdas de la guitarra empezaron a resonar por toda la casa, comprendí a que se refería. Tomo mi almohada y la golpeo fuertemente contra mi cara, apretándola sobre mis oídos. Sin embargo, no hace mucha diferencia. Además me estoy quedando sin oxígeno. Aviento la almohada al único mueble, exceptuando mi cama, de la habitación: el escritorio. Era extraño toparte con un escritorio que no tenía ni siquiera un asiento incluido. A mí me había tocado esa suerte. Ahora de no solamente tener que comprar lo demás que le falta a esta habitación me faltaba principalmente una silla.

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