La desición

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Mirando las cosas y tomandome la barbilla pensé.

- "el martillo parece útil, pero no parece hacer mucho daño..."

- "...por otro lado está el cuchillo y el destornillador..."

- ¿es una broma?... - pregunté al silencio - yo no me quiero acercar tanto a ellos si fuera posible.

- "bueno me quedan el bate y el palo de escoba..." - pasé el peso de mi cuerpo a la otra pierna y rascándome la cabeza cabilé.

- "el palo de escoba es algo que usaría mi madre contra ma padre..." - Sonreí un poco y continué - "...bien, el bate será."

Lo tomé examinándolo y balanceándolo de arriba a abajo con una mano noté que era mas ligero de lo que parecía. Ahora tomándolo con ambas manos me dije.

- Pero correr con esto va a ser muy incómodo.

Después de poco pensar decidí amarrar un cinturón de sus extremos para utilizarlo como una especie de tirante.

Subí al cuarto y tomé mi mochila, la acomodé en mi espalda y luego me puse el bate pasándome el cinturón por el hombro, cruzando el pecho y terminando al otro extremo de la cadera.

Al estar conforme con el resultado me dispuse a salir...

Quería ir un paso mas adelante que cualquiera, ya fuera humano o podrido. Hací que decidí ir por el techo. Era un punto útil a la hora de divisar a la distancia.

Quité un par de tablones de la ventana y me asomé.

Afuera como lo pensé estaba calmo. Era obvio porque me asomé por la parte trasera de la casa.

Al pie de la ventana estaba un pequeño techo donde, abajo yo tendía ropa cuando llovía.

El techo paresia resistente y sin problema me posé en él. Las latas se quejaban con un ruido metálico cada vez que las pisaba, pero no presté importancia y continué hacia la casa del vecino.

Ésta era mas grande, pero con la ventaja de que era de un solo piso, eso significaba que podía explorarla mas rápido... Además sabía que mis vecinos no estaban pues los vi salir hace meses cuando todo comenzó y nunca regresar.

La llegada al techo de la casa no fue difícil, lo que si me costó un poco fue tirarme del techo al jardín. Lo hice utilizando un truco de parkour llamado "la rodada" que consiste en que cuando se cae de un lugar alto, hay que caer con las puntas de los pies y rodar hacia adelante amortiguando así el impacto de la caída.

Me levanté y sacudí la tierra de mi ropa, enseguida observé mi alrededor para estar seguro.

Lo primero que noté fue que el portón de entrada estaba abierto de par en par. Volteé a la puerta de la casa y ésta también estaba abierta.

- "salieron con prisa" - Pensé.

Me acerqué al portón de entrada para cerrarlo, pero de pronto un grito desgarrador se oye desde la calle.

En seguida tomo mi bate del hombro, lo agarro fuertemente con ambas manos y me acuclíllo guardando silencio para oir mejor.

- ¡AYUDAAA!. Se oye aun mas cerca.

Me decidí y aun acuclillado, asomé un poco la cabeza por el portón.


Aparte de que la calle estaba en completo desorden descubrí también que al otro lado de la calle venia corriendo una señora pasada de peso y vestida de enfermera...

- ¡AAHH!. Gritaba a todo pulmón.

- ¿de que corre? - y en seguida lo divisé. Era un podrido, el mismo que hacia mas de media hora vi por mi ventana y la perseguía...¿corriendo?

Era imposible, no hace mucho parecía que no sabia ni caminar.

Volteé a ver la entrada de la casa con su puerta abierta tentándome a entrar y olvidarme de la situación cuando de pronto otro grito desgarrador heló mi sangre.

Volteé a ver para descubrir a la señora con sobre peso caer de bruces contra el asfalto... El golpe fue tal que hasta dio lastima.

El podrido ganaba distancia cada vez mas y alzaba sus brazos adelantándose a desgarrar su presa.

La señora, que ahora se arrastraba, había empezado a llorar.

Cerré los ojos muy fuerte y me llevé las manos a las cienes de la cabeza y tambaleante pensaba

- "¿que hago?,¿que hago?"
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Que harías? Comenta si nuestro personaje se esconde en la casa o va en ayuda de la señora...
Gracias y nos leemos pronto

Los PodridosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora