viaje sin regreso.

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Me acerqué al portón de rejas de la cochera y me asomé al exterior y observé...
– parece que no hay ninguno...  – susurré. – será mejor darme prisa.

Me adentré en la casa y encontré las llaves de los autos colgadas en un clavito de la pared, donde siempre estaban. Las miré y antes de tomar alguna pensé...

"¿cual será mejor?... Las calles están atestadas de autos mal estacionados y lo mas importante... Están atiborradas de revividos....
...mmm! Será mejor que me lleve la hummer..." – tomé la llave y acabé diciendo.

– si mi hermano me viera me lincharía.

Me dirigí a ésta, la observe desde un costado... Aunque ya la había visto miles de veces antes, nunca la había conducido(mi hermano era muy quisquilloso con sus cosas hasta conmigo que ya tenia 25 años)... Ahora se me antojaba enorme e imponente.

Busqué la puerta del conductor y la abrí... Y como un niño en una confitería me emocioné al ver su interior. Subí en ella dando un pequeño salto, no sin antes sacarme el revolver de la cintura, me acomodé en el asiento, puse el arma en el asiento del copiloto y me tomé del volante con ambas manos. Éste era enorme en comparación al de mi auto.

Cerré la puerta y observé por la ventana mi carro que estaba al lado y lo noté mucho más pequeño y hasta frágil.

– ¡Bueno, vamos! – dije aunque estaba solo. Busqué la llave en mi bolsillo, la saqué y la introduje en el encendido.

Al darle vuelta a la llave, el motor rugió a la primera, haciendo que mi corazón se acelerara de tanta adrenalina... Pero la emoción acabó pronto cuando con una sonrisa miré hacia el frente. Y unos zombies a la distancia se levantaron del suelo. Irremediablemente el rugir del motor les llamó la atención.

Paralizado, abrí la boca sorprendido y en seguida los diecisiete o veinte engendros del diablo empezaron a echar carrera en mi dirección.

– "tengo que salir de aquí" – Pensé mientras buscaba el control del portón eléctrico.

Abrí la guantera y busqué entre un montón de CD's y papeles... Pero no estaba.

Levanté la mirada y y aún corrían en dirección a mi casa.

Doscientos metros...

– ¿Donde esta?,¿Donde esta?, ¿Donde esta?.– susurraba mientras buscaba en el suelo ayudado de mi mano.

Ciento cincuenta metros...

Levanté la mirada y caí en cuenta...

– "¡claro!...¿como fui tan tonto?" – pensé llevándome la mano a la cara.
– "el parasol".

Ciento veinticinco metros...

Bajé el parasol con un rápido movimiento y el control salio despedido hacia abajo rebotando en mis regasos y perdiéndose entre mis pies.

cien metros...

¡DEMONIOS!.

Mire al frente con un rápido movimiento y noté que el grupo zombies corrían rápido pero torpemente, uno hasta casi parecía que se hiba a caer de bruces.

Me agaché y rápido tomé el control del suelo.

Con un rápido movimiento me acomodé en el asiento y apreté el botón... Pero éste no respondió.

Setenta y cinco metros...

Lo presioné de nuevo con mas fuerza.

– VAMOS ¿QUE PASA? – pregunté mirando el control.

– "pasa que no hay electricidad, IDIOTA". – Me respondí en la mente. Todo esto de los muertos había comenzado hace dos meses mas o menos y hacia un mes no había electricidad en ningún lado.(tal vez porque no había nadie que trabajara ya produciéndola)

Cincuenta metros y sus gruñidos y jadeos demoniacos se oían con claridad...

Bajé del auto y pensé – "tendré que abrirlo a mano...pero están muy cerca. Me pueden alcanzar.... O la otra opción es entrar en mi casa y buscar otra salida..."

Que harías? Correrías a abrir el portón eléctrico para poder salir o correrías a la seguridad de casa a buscar otra salida?

Los PodridosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora